Bebé intoxicado
La madre inhaló sustancias como el benceno, lo que ha provocado problemas en el riñón y afectará a su desarrollo.
No hay lugar a dudas. La ciencia lo confirma: un bebé nace con un cuadro de intoxicación provocado por benceno, sustancia a la que habría estado expuesta la madre, Nuria Vargas, durante la gestación. En concreto, los siete meses que estuvo viviendo, mientras estaba embarazada, en el municipio ribereño y sevillano de Coria del Río. Esto ha provocado consecuencias en la salud del recién nacido, al presentar un de fallo de medro (retraso en el aumento de peso y en el crecimiento físico) e hipercogenicidad renal bilateral o nefrocalcinosis, que provocan la aparición de piedras en el riñón. Pero, ¿cómo es posible?
El calvario de Nuria cuando comienza a los 27 días de nacer su bebé: "Nació con 2,8 kilos y a los 15 días pesaba 2,4, terminaron ingresándolo. Le encontraron alergia a la proteína de leche de vaca y unos destellos en la ecografía que coincidían con nefrocalcinosis, lo que les hizo pensar a los médicos que le afectaría a los riñones, oídos y vista. Pero hasta que yo di positivo en benceno, no lo relacionaron", explica.
Nuria se marchó a Canarias para dar allí a luz, y es allí donde los médicos dieron con la clave. "El pediatra se puso en contacto con toxicólogos y nefrólogos y llegaron a la conclusión de que su nefrocalcinosis e hipercongeneicidad de riñones eran la consecuencia", detalla. Y como además se alimentaba de la lecha materna, "sus riñones están dañados", concluye.
Este caso viene a constatar la gravedad de lo que está ocurriendo desde hace años (más de 15) en el barrio Guadalquivir de Coria del Río. Numerosos informes de investigaciones oficiales y médicos avalan la relación entre las cefaleas y enfermedades derivadas de los gases tóxicos que emanan de las redes de saneamiento y que se cuelan por las casas. Y afecta a miles de personas, que desde que se originó el inconveniente, tienen un grave problema de salud pública.
Y ese origen puede venir de dos vertientes: una, las posibles filtraciones provenientes de una gasolinera, tal y como detectó el Seprona; y otra, los pozos negros que crearon los talleres de chapa y pintura en los años 80. "La red de saneamiento que se hizo no contempló el sellado de los mismos y podría estar intoxicando a los vecinos", afirma Rogelia Gómez, portavoz de la Asociación de Vecinos Afectados por los Tóxicos de Coria del Río. "Vivir aquí es comprar lotería para que tengas un problema de salud", sentencia.
Rogelia lidera la batalla judicial y reivindicativa de vivir en un lugar sano. "Aquí los médicos nos dicen que la única solución que existe es que nos vayamos, pero no podemos", asevera. Recuerda cómo comenzó todo esto, con un fuerte olor del que no conocían la procedencia, y que les causaba sintomatología común, como dolores de cabeza, cansancio, sabor a metal y taquicardias, entre otras. "En viviendas encontraron nueve sustancias distintas y algunas a niveles intolerables, nos han dicho los técnicos después de realizar estudios toxicológicos", revela.
Con respecto al caso del bebé, Rogelia es categórica: "No me sorprende, y si no fuera por el miedo de vecinos a que se descubra lo que los médicos nos dicen, que van a salir más cosas. Hay más de 1.000 niños afectados con problemas neurológicos y de desarrollo, pero hay que hacer un estudio epidemiológico, aunque la Consejería de Salud no quiere hacerlo, somos 4.000 personas allí y estamos todos afectados", subraya.
El próximo paso es conocer el contenido del informe que emita próximamente la Fiscalía sobre el estado actual de estas emanaciones. A partir de ahí, se abre un nuevo frente de batalla para seguir reivindicando.
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