DANA
Las inundaciones dañaron los sistemas eléctricos de numerosos edificios y han dejado a algunos vecinos con movilidad reducida atrapados en sus casas.
Tres semanas después de la riada que desbordó varios barrancos en l’Horta Sud, el problema de los ascensores inoperativos en muchos edificios comienza a ocupar la atención de los ayuntamientos. Decenas de personas mayores y dependientes permanecen aisladas en sus hogares debido a los daños en los sistemas eléctricos, un problema que amenaza con dejar secuelas físicas y emocionales.
Jessica, vecina de Aldaia, perdió su vivienda ubicada en un bajo durante la riada que arrasó la zona. Ahora vive con sus padres, cuya situación sigue siendo crítica debido a los problemas de salud del matrimonio y las limitaciones de movilidad provocadas por la avería del ascensor. "Tres o cuatro meses así, no me lo creo", lamenta Jessica, visiblemente afectada.
Su padre, que solo ha salido de casa en dos ocasiones por necesidad, describe el esfuerzo que implica subir y bajar sin ascensor. "Te vuelves majara, me llamó mi psiquiatra y me dijo que tenía que salir", confiesa y señala que la falta de movilidad afecta tanto su bienestar físico como emocional.
Para muchos residentes en edificios afectados, el día a día se ha convertido en una lucha constante. "Subo con un capazo, poco a poco, y cargado llego a casa", explica otro vecino, señalando la dificultad de ascender hasta 15 pisos.
Mientras tanto, la solidaridad entre vecinos ha sido clave para sobrellevar la situación. Sin embargo, todos coinciden en la urgencia de reparar los ascensores. "Es una prioridad", insisten, confiando en recuperar la normalidad lo antes posible tras el desastre que los ha dejado marcados.
El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, pidió a las aseguradoras que aceleren los procesos para reparar los ascensores. "El Covid nos enseñó que los mayores necesitan salir a socializar. Este problema debe resolverse cuanto antes", afirmó.
Mientras tanto, las comunidades de vecinos han comenzado a solicitar presupuestos para las reparaciones, pero se enfrentan a largos plazos de espera del Consorcio de Seguros, que tiene hasta 180 días para reembolsar los costes. Algunas comunidades están considerando que los vecinos adelanten el dinero para agilizar los trabajos.
En algunos casos, empresas de reparación están ofreciendo facilidades de pago. Una comunidad de Aldaia logró acordar un aplazamiento del costo con una compañía, aunque reconocen que no todas las empresas pueden ofrecer esta flexibilidad.
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