EL GOBIERNO ESTUDIA PROHIBIRLAS

Así trabajan las narcolanchas en el Campo de Gibraltar

Las lanchas son el medio más utilizado para transportar la droga de Marruecos a España. Estas embarcaciones son las responsables del 80% del tráfico de hachís que entra en la Península y es que su alta velocidad de más de 100 kilómetros por hora hace que se pueda trasladar la droga en menos de una hora.

Escenas de accidentes entre lanchas se repiten en las playas del Campo de Gibraltar ante la mirada atónita de los bañistas.

Esas lanchas son el medio más utilizado para transportar droga de Marruecos a España y por ello, ahora el Gobierno estudia prohibirlas.

Así lo anuncio el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, durante su viaje a la Línea de la Concepción. Aseguró que se estaba preparando un decreto ley para prohibir su uso en España y es que estas embarcaciones son las responsables del 80% del tráfico de hachís que entra en la Península.

La mayor parte de estas embarcaciones se pueden comprar en Reino Unido o Francia aunque su alta rentabilidad hace que muchos talleres en la zona se estén animando a empezar a construirlas por encargo.

Su alta velocidad de más de 100 kilómetros por hora hace que se pueda trasladar hachís de Marruecos a España en menos de una hora.

Las lanchas rápidas se han convertido en Algeciras en parte del paisaje y es una forma de vida. Con un 30% de la población en paro, la tentación es muy grande pues un patrón puede ganar "por pase unos 30.000 euros".

Gomas, semirígidas y neumáticas. Son los nombres que reciben estas embarcaciones de potentes motores, pero ligeras para ser trasladadas y escondidas con rapidez. Cuanto menos tiempo estén a la vista, mejor. "Este tipo de embarcaciones no tienen otra finalidad que no sea la criminal", asegura un experto.

A veces ni siquiera hace falta que el desembarco se haga en tierra, pues con inmuebles situados junto al río y con embarcadero propio, se puede descargar la mercancía sin ser vistos. "Lo tienen pensado para esto, única y exclusivamente", asegura un agente de la Guardia Civil.

El acceso al río se ha intentado limitar con barreras, pero los patrones esquivan cualquier obstáculo.

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