Cantabria
Tres años después del 'crimen de la cabeza', arranca el juicio por el asesinato de Jesús María Baranda. La acusada le pidió a una amiga que le guardara una caja y le dijo que tenía objetos sexuales, pero contenía el cráneo de la víctima.
Comienza el juicio por la muerte de Jesús María Baranda, empleado de banca jubilado. Su cabeza apareció por casualidad en la casa de una amiga de la acusada en Castro Urdiales. Ya se ha constituido el jurado popular en la Audiencia de Cantabria, y serán ocho mujer y un hombre los encargados de juzgar si ella es la responsable del crimen. Durante 10 sesiones se escuchará el testimonio de testigos, forenses y psiquiatras.
La presunta asesina, que siempre se ha declarado inocente, declarará el próximo lunes. La Fiscalía pide para ella una pena de 25 años de prisión por asesinato con alevosía y la acusación particular, ejercida por sus familiares piden la prisión permanente revisable.
Los datos de la investigación
La mujer se desplazó a la vivienda de esa mujer y le entregó una caja que supuestamente contenía juguetes sexuales. Meses después y debido al olor que desprendía la abrió. Dentro había un cráneo.
La amiga que recibió la caja explica a los periodistas que se encontraba asustada y que se mareó cuando descubrió el cráneo. El descubrimiento precipitó la detención de la mujer que entregó la caja. Efectivamente, la cabeza pertenecía a su pareja, que llevaba meses desaparecido. Concretamente desde febrero de 2019, cuando ella misma denunció su desaparición.
La presunta asesina siempre se ha declarado inocente pero la Guardia Civil ha documentado sus búsquedas en internet, algunas inquietantes. Compró una motosierra y buscó también cómo desatascarla o cuánto tiempo tarda en descomponerse un cuerpo. Además encargó una desinfección general de su domicilio.
En la investigación se buscaron restos del cuerpo, sin éxito, en una finca que el hombre tenía en Llodio, Álava. En la casa de la acusada sí se encontraron restos de sangre pero nunca se ha encontrado el resto del cadáver. Se desconoce el móvil de su asesinato, pero la acusada tenía deudas. En el testamento figuraba como heredera junto a los hijos de José Mari.