El campo de Gibraltar, era su reino
El detenido llevaba huido desde finales del año 2016, cuando se llevó a cabo la 'operación Ronal' que permitió la detención de 30 personas y la incautación de una tonelada de estupefaciente y 350.000 euros en efectivo. Entonces, un dispositivo de más de 150 agentes permitió la detención en Cádiz y Marruecos de 30 presuntos miembros de Los Castañas en un operativo culminado a finales del año 2016.
Los agentes registraron entonces 21 domicilios y naves en la provincia gaditana e intervinieron una tonelada de hachís, 350.000 euros en efectivo, 16 vehículos, tres embarcaciones semirrígidas, varias armas de fuego, 17 inmuebles por valor de tres millones de euros y se bloquearon 24 cuentas pertenecientes a diferentes personas físicas y jurídicas.
No obstante, a pesar del amplio dispositivo desplegado, varios de los investigados se dieron a la fuga huyendo a Marruecos, por lo que se inició una comunicación bilateral que propició el desarrollo de una investigación conjunta con las autoridades policiales del Reino de Marruecos, coordinada y dirigida por la Consejería de Interior de la Embajada de España en Rabat, al objeto de lograr la detención de los investigados que se encontraban ocultos en el referido país.
La organización conocida como Los Castañas, según la Policía, monopolizaba el tráfico de hachís en el Campo de Gibraltar y ocultaba la droga inmediatamente después de su desembarco en diferentes fincas de la zona de El Zabal, barrio de La Línea de la Concepción.
Estos no solamente realizaban transportes para su organización, sino que también cobraban elevadas sumas de dinero alijando toneladas de hachís para distintas organizaciones criminales, gracias a la amplia infraestructura que poseen en la zona de La Línea de la Concepción para llevar a cabo con éxito este tipo de operaciones.
Los investigados disfrutaban de un altísimo nivel de vida, realizando viajes de alto coste, acudiendo a grandes acontecimientos deportivos, alojándose en hoteles de gran lujo, adquiriendo coches de alta gama y viviendas de lujo.
Pero donde verdaderamente estaban a gusto era en el barrio de la Atunara, donde se criaron y donde la gente les protege. Según los investigadores, un ejército de 50 hombres velaba por su seguridad.