Navidad
El árbol de Navidad de Granada mide 55 metros, 10 más que el segundo más alto, y está vestido con 82.000 luces.
La Navidad es un tiempo feliz, donde se suceden los buenos deseos, las reuniones familiares y reencuentros con seres queridos. Pero de un tiempo a esta parte se ha convertido también en una feroz competición entre ciudades por ser la más espectacular luciendo sus adornos o performances. Un pique… ¿sano?
Conocido es el caso de Vigo. Allí aseguran que, con su alumbrado, sólo pueden compararse directamente con capitales como Londres, París o Nueva York. En su día, Abel Caballero, alcalde de esta hermosa ciudad gallega, y su homólogo en Badalona, Xabier Albiol, discutían por quién lo tenía más grande (el árbol, se entiende). Entonces fue una cuestión de escasos centímetros y no terminó por resolverse del todo.
Pero en Granada se ha decidido por fin a la polémica, instalando un coloso tan alto que nadie lo pueda superar. La capital nazarí, tras dejar con la boca abierta a los principales mandatarios del viejo continente por la reunión del Consejo Europeo, ahora expone una estructura piramidal o cono de 55 metros que simula un pino. Parece que aquí le han cogido gusto a esto de las cumbres: entre el Consejo Europeo y Sierra Nevada, llega ahora el árbol de Navidad más alto de España. Tanto es así que le saca diez metros de altura al segundo, que está en Cartes (Cantabria), los mismos que a otro instalado en Badalona.
Al árbol no le falta nada. Este Goliat de la Navidad, convenientemente vestido con la friolera de 82.000 luces, nos recuerda que esta festividad ha llegado más de un mes antes. Por ahora se erige campeón -a no ser que otro árbol lo destrone- en el centro comercial Nevada, en Armilla. La asociación nieve y Navidad le va que ni pintado. Su promotor es Tomás Olivo, el sexto hombre más rico del país, y propietario del centro comercial donde se halla. 250.000 euros le ha costado. Son muchas horas de soplete. Y allí ha echado raíces, porque no es la primera vez que se expone. En 2019 ya llegaba a la cumbre, para impresión y orgullo de los granadinos.
Pero con todos ellos haríamos leña del árbol caído si lo comparamos con una verdadera monstruosidad por tamaño, porque en belleza tampoco le gana nadie. Los italianos presumen, y con razón, de poseer el más titánico de todos. En la ciudad de Gubbio, situada a los pies de Monte Ingino, se sitúa desde el año 1981 el más colosal del mundo. Mide 750 metros de altura. Sí, 750 (13 veces más que el de Granada). Vamos, lo que mide una montaña. Y tal cual es, porque desde su base hasta la copa cubre todo el monte. Su enormidad es tan imponente que, para verlo, hay que irse, al menos, a dos o tres kilómetros fuera de la ciudad. Se trata de un enjambre de lujes que dibujan un árbol por toda la montaña.
Pero la Navidad está tan llena de detalles que todavía nos queda mucho por competir. Quedan por crecer los belenes, papá Noel, los turrones, mantecados… ¿Quién sabe qué más? Sus promotores aseguran que atrae turistas, genera riqueza e incentiva el consumo. La suerte por la gloria de lo gigante está echada.