Sexo
'Sexting' es un término inglés que hace referencia al hecho de enviar o recibir fotos, vídeos o mensajes con contenido sexual. Una práctica que cada vez comienza a una edad más temprana: aproximadamente uno de cada tres jóvenes españoles de 17 años ha intercambiado este tipo de contenidos, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid. De hecho, el mismo informe asegura que el 15% de los menores entre 12 y 16 años admiten haber hecho 'sexting'.
Pero eso no es todo, un estudio de Save the Children descubre que la edad a la que se iniciaron por primera vez en este tipo de prácticas es similar a la que comenzaron a sufrir sextorsión, en torno a los 14 años de media.
Compartir contenido sexual a través de Internet con otras personas conlleva un gran riesgo y, aunque se presupone confidencialidad y confianza entre las dos partes, esto no siempre se cumple. Con el objetivo de concienciar a las familias sobre esta situación tan extendida entre los menores y con motivo de la celebración del Día de Internet Segura que se celebra hoy en todo el mundo, desde Qustodio (plataforma líder en seguridad y bienestar digital para familias), destacan varios riesgos en los que los menores pueden incurrir al enviar esos contenidos:
1. 'Sextorsión'. Este tipo de chantaje sucede cuando una persona amenaza a otra con difundir material explícito suyo para conseguir algo a cambio. El 35% de los menores víctimas de sextorsión afirman que la persona que el chantaje lo llevó a cabo la que era su pareja o expareja.
2. 'Grooming'. Una de las consecuencias más graves de que los menores realicen 'sexting' con desconocidos es que acaben hablando con un adulto que se hace pasar por menor con el objetivo de acosarles sexualmente. Esta situación que ha crecido un 410% en España en los últimos años, según cifras de la Fundación Anar.
3. Ansiedad y depresión. Según un metaanálisis de 23 estudios con 42.000 menores de edad realizado por la Universidad de Calgary, los adolescentes que sextean tienen 1,79% de posibilidades más que el resto de padecer estas patologías.
4. Pérdida de control. Cuando alguien sube o comparte contenido a Internet o a las redes sociales, nunca se sabe en qué sitio web se va a alojar o desde que pantalla se va a ver.
5. Responsabilidad penal. Difundir material explícito de menores vulnera el artículo 189 del Código Penal al considerarse difusión de pornografía infantil, incluso, cuando la persona que lo envía también es un menor. Pero, además, compartir material personal de alguien sin su permiso también vulnera el artículo 197, aunque no conozcan de nada a la persona y aunque la víctima diera en su día su consentimiento a la grabación.