TAMBIÉN LE QUITABA EL DINERO Y EL MÓVIL
Según el escrito de la acusación del Ministerio Público, la mujer volvía, a pesar de las palizas, porque presentaba un "alto grado de dependencia emocional" hacia el maltratados. La Audiencia Provincial juzgará este lunes estas vejaciones y agresiones a las que la mujer se sometía "como consecuencia del clima de temor que impuso el acusado en su convivencia común".
Así, ha detallado que el hombre se volvió más agresivo a raíz de 2016, cuando la mujer dio a luz a un hijo común, y comenzó a controlar la rutina diaria de la víctima. "Le quitaba dinero, su móvil e incluso le impedía llevar el bebé a casa de los padres de ella", relata el texto.
Además, era algo "frecuente" que le propinase puñetazos, mordiscos y empujones; en dos ocasiones llegó incluso a dejarla inconsciente, una de ellas introduciendo una bolsa de caramelos en su boca para que no pusiese respirar. Como consecuencia del clima de violencia verbal y física la mujer pidió apoyo en noviembre de 2016 al Servicio de Atención a Víctimas de Violencia de Género del Ayuntamiento de Madrid para "poner fin a la relación con su agresor".
Tras un tiempo en casa de sus padres, decidió regresar con el acusado, tras lo que volvieron a sucederse las palizas. "Aunque la relación sentimental ya había acabado el 17 de febrero de 2017 el acusado efectuó una llamada de teléfono a su expareja en la que le amenazó con matarla a ella y a sus padres si no llevaba a su hijo de vuelta a casa, por lo que 'sumida en un colapso emocional se trasladó con su hijo a casa del acusado", detalla el texto.
Los siguientes tres días se sucedieron las palizas y finalmente dio aviso a la Policía, cuyos agentes se percataron de las lesiones, que tuvieron que ser atendidas por el SAMUR y la víctima, finalmente, fue trasladada a un hospital .