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DANA

Los alcaldes afectados por la DANA exigen más coordinación y gasto para reconstruir los pueblos: "No es una cuestión política, sino humanitaria"

El Gobierno valenciano ha aprobado las ayudas para los autónomos damnificados, así como para los concesionarios que ya pueden solicitarlas para comprar nuevos coches.

Treinta y siete días después de la devastadora DANA que azotó la provincia de Valencia, los alcaldes de los municipios más afectados se han reunido frente al Congreso de los Diputados en Madrid para exigir una acción coordinada en la reconstrucción y pedir límites a la construcción en zonas inundables. Además, reclaman más gasto por parte de las administraciones para que puedan volver a la normalidad.

La DANA ha dejado un balance provisional de 222 muertos en la provincia de Valencia, el último encontrado el pasado lunes. Aún se busca a cuatro personas, tres hombres y una mujer, según fuentes del Centro de Integración de Datos (CID).

La alcaldesa de Benicull de Xúquer, María Amparo Ginés Lorenzo, ha denunciado la lentitud en la llegada de las ayuda que solo han recibido el 4% de los damnificados. Se desespera al ver que muchos municipios se sienten olvidados y se queja de que "si no levantas la voz en Madrid no se escucha".

Por su parte, la alcaldesa de Alaquàs, Marta Murciano, ha hecho un llamamiento a la unidad institucional, alegando que "todas las administraciones, desde las autonómicas hasta las estatales, deben ponerse de acuerdo".

Ricardo Gabaldón, alcalde de Utiel, ha relatado cómo se vivió la catástrofe en su municipio, tomando la decisión a primera hora de la mañana de suspender la actividad escolar. Además, también ha subrayado la necesidad de acciones a largo plazo: "Necesitamos que esto no vuelva a suceder y no vale con reconstruir ciudades sino que no vuelva a pasar. A mí me gustaría que el río fuese por otro lado, si no, la canalización del río tiene que ir por fuera".

En el municipio de Cheste, donde también se suspendieron las clases, la teniente alcalde María Ángeles Llorente Pi Cortés ha enfatizado la importancia de la ayuda local: "Si hemos podido salir estos días es gracias a nuestro propio esfuerzo y a la capacidad civil que tenemos desde el propio Ayuntamiento". Tras tantas divisiones partidistas ha mostrado su resentimiento alegando que "esto no es solo una cuestión política, es una cuestión humanitaria".

María José Hernández Ferrer, primera teniente alcalde de Albal, ha criticado la lentitud de la respuesta de emergencia: "Quiero recordar que en 1982 el ejército tardó 11 horas en llegar a Alfira y en pleno siglo XXI han tardado 5 días en llegar a Albal. Nos hemos sentido muy solos y muy desamparados". Hernández también ha resaltado la unidad de su comunidad, así como una crítica a los políticos: "Los valencianos estamos de luto y no podemos entender que anden los políticos tirándose trastos a la cabeza mientras lloramos nuestros muertos".

Ayudas del Gobierno valenciano

El Gobierno valenciano ha anunciado una nueva línea de ayudas de 900 millones de euros para los autónomos afectados por la DANA. La medida, aprobada este miércoles, beneficiará a unos 30.000 autónomos de 75 municipios, quienes recibirán 3.000 euros cada uno en ayudas directas que no tendrán que ser devueltas. El proceso de solicitud requiere únicamente que el solicitante presente una declaración responsable para agilizar la concesión de las ayudas.

Por otro lado, los concesionarios valencianos pueden ahora adherirse al programa de ayudas del gobierno para la compra de vehículos y podrán recibir hasta 10.000 euros en ayudas directas para adquirir un nuevo coche.

Mientras tanto, la vida en los municipios afectados por la catástrofe está lejos de volver a la normalidad. Más de un mes después, muchos residentes enfrentan lo que algunos llaman "la nueva anormalidad".

Sin cocinar, sin colegio: "La normalidad para nosotros ya no existe"

La solidaridad se ha manifestado de diversas formas, como la llegada de siete camiones cargados de cemento, donados por una empresa asturiana, para ayudar en la reconstrucción de la localidad de Aldaia. Sin embargo, hay numerosos vecinos que no pueden cocinar en sus hogares y dependen de la ayuda alimentaria que ofrecen en las iglesias y mercados locales.

Una vecina afectada comparte: "La normalidad para nosotros ya no existe". Otra describe las dificultades diarias: "Tengo un marido de 84 años y si tiene que ir al médico, entre los vecinos lo tienen que bajar", manifestando aún los problemas de movilidad en edificios sin ascensores funcionando.

El drama se extiende a todos los aspectos de la vida cotidiana. Por ejemplo, la situación escolar es frustrante para los padres: "Que van a abrir, que van a abrir, pero aquí no abren, y los niños siguen en casa sin escolarizar", lamenta una madre damnificada. Y el impacto psicológico que ha dejado la situación es evidente al procesar "veo toda la entrada y me dan ganas de llorar" y "estoy más veces llorando que sin llorar". El descanso también se ha visto afectado, como señala un residente: "Dormir, poco y mal".

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