UNA PESADILLA PARA LOS VECINOS
Una alarma que suena sin parar desde el pasado martes en un piso vacío de Terrassa, situado en el número 65 de la calle Asturias de esa ciudad barcelonesa, se ha convertido en una pesadilla para los vecinos, que ven con impotencia que nadie les ayuda a solucionar el problema.
Una de las vecinas afectadas, Arantxa Lebrón, que vive en el piso de arriba, ha explicado que la vivienda en la que suena la alarma está situada en los bajos del edificio y ha sido hasta ahora propiedad de una inmobiliaria que, al parecer, la acaba de vender.
El piso había sido ocupado con anterioridad y, después de lograr desalojar del mismo a los okupas, la inmobiliaria colocó una puerta de seguridad reforzada y una alarma para evitar nuevas ocupaciones. Lebrón ha explicado que la alarma fue colocada en el horno de la cocina del piso para minimizar las molestias a los vecinos en caso de que se activase.
Consta de un mecanismo que le da autonomía para funcionar durante un año y medio ininterrumpidamente y no puede ser desactivada a distancia, ya que no está conectada a ninguna central de alarmas.
Los vecinos han contactado con la inmobiliaria, que les ha informado de que ha vendido el piso y que el nuevo propietario no lo ocupará hasta dentro de un par de meses, y con la propietaria de la alarma, que asegura que sin el consentimiento del propietario no puede acceder al interior. "Ya no sabemos qué hacer", ha explicado la vecina, la más afectada por el ruido de la alarma, que empezó a sonar el pasado martes por la tarde y que es claramente audible desde el piso, el rellano del bloque y la calle.