LA FISCALÍA PIDE 14 AÑOS DE PRISIÓN
En el juicio con jurado, durante su declaración, el procesado, para quien la Fiscalía pide 14 años de prisión, ha relatado que el 27 de junio de 2011 discutió con su jefe en el garaje de la finca, cuando le pidió consejo porque una entidad bancaria lo quería denunciar, y José C. -nieto del fundador del Banco Herrero- casi lo empujó y lo tiró.
"Me dio un sofocón que no me había dado en mi vida", ha explicado el acusado, quien ha reconocido que cogió lo primero que encontró en una caja de herramientas, un hacha o un martillo, y golpeó a su jefe. Daniel L.C. ha indicado que, con posterioridad, fue a la Guardia Civil para confesar que había matado a su jefe, aunque los agentes no le creyeron porque lo conocían.
Ha manifestado que tenía una "mala" relación con su jefe, a quien ha definido como una persona "muy desagradable y déspota", pero no dejó el trabajo porque "no tenía adónde ir". El procesado, quien ha apuntado que estaba "muy nervioso" y que no se encontraba bien, ha asegurado que su mujer lo tomó por loco cuando le contó que había un helicóptero que lo vigilaba y lo seguía por todos lados.
"Me dio un sofocón que no me había dado en la vida"
La Fiscalía ha solicitado catorce años de cárcel para el procesado como autor de un delito de asesinato, con las circunstancias agravantes de alevosía y ensañamiento, la atenuante de confesión y la eximente incompleta de anomalía psíquica, además de proponer su internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario por el tiempo de la condena.
La acusación particular, que representa a los familiares de la víctima, ha pedido 25 años prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, al tiempo que ha reclamado una indemnización de 120.000 euros para los tres hijos del fallecido. El abogado de los familiares de la víctima ha sostenido que el acusado, que en el momento de los hechos tenía 67 años, le arrebató la vida a José C, propinándole martillazos en la espalda, la cabeza y el tórax, "en pleno uso de sus facultades mentales", aunque ahora "pretende decir que está loco" para eludir su responsabilidad, que es estar en prisión.
La defensa ha solicitado la libre absolución del acusado, aplicando la eximente completa de enajenación mental, por considerar que tenía abolidas sus capacidades volitivas y cognitivas.