Abuso sexual
El hombre realizó tocamientos de carácter sexual a la menor, que rápìdamente se lo dijo a sus padres. El hombre no irá a prisión.
La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha emitido una condena a un hombre de 44 años a dos años de cárcel por abusar sexualmente de la hija de su nuera el día de su boda, aunque no ingresará en prisión tras llegar a una sentencia de conformidad. Los eventos tuvieron lugar en noviembre de 2020, durante una celebración que tuvo lugar en una vivienda de Las Chafiras, en el municipio de San Miguel, en Tenerife.
Según la sentencia, el acusado fue encontrado culpable de haber accedido en varias ocasiones a una habitación donde varios niños estaban jugando entre la 1:30 y las 3:00 de la madrugada. Durante una de estas incursiones, se acercó a la menor, quien en ese momento tenía solo 10 años, y llevó a cabo actos de carácter sexual. Se detalló que el hombre tocó a la menor por encima de su pijama y, en una ocasión, bajó la cremallera de este, introduciendo su mano y manoseando sus pechos, abdomen y muslos.
La menor, incómoda con la situación, se apartó y rápidamente buscó a sus familiares para contarles lo sucedido. Esta reacción valiente permitió que se iniciara el proceso de denuncia, que rápidamente llevó a la Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife a actuar en consecuencia.
Inicialmente, el Ministerio Público había solicitado una pena de tres años y medio de prisión, además de una multa de 2.000 euros en reparación por los daños morales causados a la niña. Sin embargo, tras llegar a un acuerdo de conformidad, el condenado aceptó su culpabilidad, lo que permitió que la sentencia se redujera a dos años y que no tuviera que cumplir la pena en prisión, siempre y cuando no delinca durante un período de tres años.
Adicionalmente, se le impuso una serie de penas accesorias. El condenado tiene prohibido realizar cualquier tipo de trabajo relacionado con menores durante siete años, deberá permanecer bajo libertad vigilada durante cinco años, y está obligado a mantener una distancia mínima de medio kilómetro de la familia de la víctima. Tampoco podrá comunicarse con ellos durante este tiempo. Como parte de su rehabilitación, se le requerirá participar en un programa de educación sexual a lo largo del mismo periodo.
Este caso ha generado un amplio debate sobre la protección de menores y la respuesta del sistema judicial ante delitos de esta naturaleza. Muchos han expresado su preocupación por la sentencia, ya que el abuso tuvo lugar en una ocasión tan significativa como una boda y en un entorno familiar.
La sentencia destaca la importancia de la voz de los menores y la necesidad de que se tomen medidas más estrictas para prevenir situaciones de abuso. Además, llama la atención sobre el deber de la sociedad en su conjunto para proteger a los niños, proporcionando un ambiente seguro y de apoyo en cualquier circunstancia.
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