Asesinatos
Olivia, la niña asesinada por su madre en Gijón, es la última de 50 niños que han muerto a manos de sus progenitores desde 2007. 26 murieron a manos de sus madres, y 24, a manos de sus padres.
El trágico asesinato de una niña en Gijón a manos de su madre ha causado una enorme conmoción en España. La pequeña fue hallada sin vida junto a su madre y había ingerido una gran cantidad de pastillas que le provocó una sobredosis letal, la cual le condujo a la muerte, y sin que los médicos tuvieran opciones de reanimar a la menor.
El padre de Olivia acababa de lograr la custodia de su hija y está destrozado tras el asesinato. Entre lágrimas, ha dado las gracias a todos los presentes en Torrecaballeros (Segovia), donde se ha despedido a su hija. La familia ha estado junto a él y no ha querido dejarle en el momento más duro de su vida. El dolor es inmenso y el padre asegura que es una pérdida devastadora: "Un padre no entierra a sus hijos, no es natural". Hasta cinco minutos de silencio se han guardado en memoria de la niña.
Tras cinco años en los juzgados, el padre logró la custodia de la niña. Su entorno aseguró que su exmujer había interpuesto denuncias falsas contra él para conseguir la custodia de la menor, pero terminó siendo absuelto en todas las ocasiones. Ahora, y tras matar su ex mujer a la hija de ambos, la familia baraja solicitar que la madre de Olivia sea condenada a prisión permanente revisable por haber matado a su hija, una pena a la que han sido condenadas ya 34 personas en España.
26 madres y 24 padres, autores de la muerte de sus hijos
La pequeña Olivia se ha convertido en la niña cuyo caso ha sido el número 50 de un menor que muere a manos de uno de sus progenitores desde que hay registros en el año 2007. De las 50 personas que han sido condenadas por matar a sus hijos, hay más mujeres que hombres. Son 26 mujeres, frente a 24 hombres entre los 50 que componen el total. Entre los casos más recientes, podemos recordar el doble crimen de Tenerife, donde un padre asesinó a sus dos hijas y, presuntamente, se suicidó posteriormente. Aquellas niñas, Anna y Olivia, han sido homenajeadas recientemente con una estatua en Canarias, su tierra natal.
Otro crimen que gran parte de la sociedad española recuerda con estupor es el cometido por José Bretón en el año 2011, cuando quemó vivos en la hoguera a sus hijos Ruth y José como venganza contra su ex mujer, Ruth Ortiz, por querer divorciarse de él. Este hecho, con similitudes al parricidio de Gijón, no le supuso la prisión permanente revisable a Bretón, dado que fue condenado en el año 2013, dos años antes de que la ley fuera aprobada.