Investigación
¿Cómo influyen las hormonas que están en contacto con el feto durante sus primeras semanas de vida? La proporción 2D:4D genera polémica en el debate científico entre quienes la consideran un indicativo de futuras conductas adictivas y entre sus detractores.
La quiromancia, o el arte de leer el futuro en las manos, es muy muy viejo. Se conocía ya en las antiguas civilizaciones griegas y romanas, también en los pueblos hebreos y árabes y hay estudios que los datan hace ya más de 4000 años. Algo tendrán las manos para que sean una parte considerada fetiche desde hace tanto y para tanta gente.
En esta ocasión no nos vamos a centrar en las líneas de la mano sino en la longitud de los dedos. Concretamente en la llamada ratio 2D:4D, que es la relación de las longitudes del segundo y cuarto dedo. Normalmente, se mide desde el pliegue hasta la punta del dedo y se calcula dividiendo los centímetros que resulten de la medición del dedo índice por la longitud del anular de la misma mano. Cuando el índice es más largo que el anular, la proporción será mayor que uno y viceversa.
Esta proporción es diferente según los sexos. Aunque normalmente tanto hombres como mujeres tienen el segundo dígito más corto, la diferencia entre las longitudes de los dos dígitos es mayor en hombres que en mujeres y esto podría indicar muchas más cosas de lo que creemos. Imaginemos por un momento que en función de esta ratio sepamos si un bebé tiene más posibilidades de acabar siendo un adulto brillante en ciencias o predispuesto a las adicciones. Un poder parecido, basado en la predicción, es la que afirman más de mil estudios que tiene esta ratio digital.
El último de estos estudios está realizado por la Universidad de Swansea y la Universidad Médica de Lodz y se ha publicado en el American Journal of Human Biology. La investigación concluye que las personas con mayor exposición a estrógenos tienden a tener el dedo índice más largo, mientras que quienes estuvieron expuestos a más testosterona suelen tener el dedo anular más largo.
El profesor John Manning, de Swansea, explicó que "esto sugiere que las hormonas sexuales prenatales, como la testosterona y el estrógeno, podrían influir en los patrones de consumo de alcohol en la vida adulta". ¿Por qué? Esta investigación es un paso más en los trabajos que inciden en cómo influyen en nuestro comportamiento adulto las hormonas a las que estamos expuestos en el útero. En el estudio se analizaron a 258 estudiantes, de los cuales 169 eran mujeres. Los investigadores observaron que una mayor longitud del cuarto dedo en relación con el segundo se asociaba con un consumo elevado de alcohol.
Pero es necesario dejar claro que este estudio no implica una relación causa-efecto. Es decir, que nadie empiece a agobiarse ahora mirando sus dedos y midiéndolos milimétricamente porque lo cierto es que los estudios basados en la proporción 2D:4D están rodeados de mucha polémica como se ve en el artículo que hace años se publicó en Science, donde se califica este método de "medida simplista y defectuosa".
El psicólogo Martin Voracek de la Universidad de Viena dijo entonces que este método era "como un castillo de naipes construido sobre una base desconocida e incierta". Y es que este ha sido uno de los principales puntos de conflicto, ya que al no poder tomar, de forma segura, muestras de sangre de fetos en sus primeras etapas, los investigadores no han confirmado la suposición sobre la que se sostiene la proporción: que la variación en la longitud de los dedos está relacionada con los niveles hormonales en la sangre del feto durante el primer trimestre del embarazo, que es cuando los dedos comienzan a formarse.
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