Riesgo de epidemias
El paisaje de las poblaciones afectadas por la DANA recuerda a muchos a las imágenes de ciudades en guerra. Caos y destrucción por todas partes que abren una nueva puerta peligrosa, la de la insalubridad, virus y bacterias.
Caminando sobre el barro, con escobas, palas y cualquier parapeto improvisado, la marea de solidaridad se ha volcado con los afectados por la DANA. Desde el primer minuto la gente salió a buscar a sus familiares, a consolar a sus amigos y a ayudar a limpiar a sus vecinos. Una sociedad volcada en paliar los efectos del "mayor desastre natural" de nuestra historia reciente, que una semana después da paso a otro escenario, el de la incertidumbre por la influencia que esta devastadora gota fría pueda tener en la salud a corto y a medio plazo.
La Generalitat Valenciana ha insistido en dar una serie de recomendaciones de salud pública para evitar una "influencia negativa" a medio plazo. La sombra de las epidemias planea entre el lodo que todavía tiñe el paisaje valenciano. Desde la Newsletter de Antena 3 Noticias hemos hablado con Óscar Zurriaga, presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiología y profesor titular del Departamento de Medicina Preventiva de Salud Pública de la Universidad de Valencia, y con José Barberán, internista del Hospital Universitario HM Montepríncipe y profesor HM Ciencias de la Salud Camilo José Cela, para entender qué riesgos siguen acechando un pueblo duramente golpeado.
¿Tétanos, cólera, tifus...? Parecen miedos de otra época, sin embargo, la DANA los ha reflotado y todo el mundo ahora se pregunta si el riesgo es real. Municipios como Paiporta, Sedaví, Alfafar, Massanassa, Catarroja o Picanya, entre otros muchos, están lejos de recuperar la normalidad y la situación de insalubridad que puede darse les hace enfrentarse a una nueva amenaza, la de los virus y bacterias. El doctor Zurriaga explica que "el riesgo no se puede decir que sea uniforme en todos los sitios, estas cosas no son matemáticas. Todo depende de cómo estén los suministros de agua, de evacuación de aguas residuales y cómo estén los suministros de alimento".
Se temen sobre todo brotes de gastroenteritis, ya que las redes de agua sanitaria han quedado arrasadas y las aguas fecales se han propagado por cualquier parte. Pero Zurriaga manda un mensaje tranquilizador. "El problema es que esa agua que no está en condiciones pueda ser causa de algún tipo de problema gastrointestinal. Este creo que es principal riesgo que en este momento podemos llegar a tener". Sin embargo, para un riesgo de cólera o tifus "tendríamos que estar en otra situación. Para que se produzca no solo tiene que estar el microorganismo, en este caso el microorganismo no debería estar presente, pero tienen que darse otras condiciones. Es verdad que algunas de ellas se dan, pero todas, todas no. Serían muy poco frecuente, o muy poco probable, que se produjera un brote de estas características", explica Zurriaga.
Barberán añade que "las infecciones más comunes son de tres tipos, la primera son infecciones gastrointestinales, diarreas, vómitos, náuseas... también puede haber infecciones de heridas en las personas que están allí trabajando ya que las heridas son una abertura a las bacterias que hay en el medioambiente. Es una vía para que se produzcan lo que llamamos 'infección de piel y partes blandas', que luego se pueden complicar o incluso se pueden producir infecciones sistémicas si las bacterias pasan a la sangre. Y el tercer tipo son infecciones respiratorias por inhalación. Al mover el agua se pueden formar aerosoles donde están las bacterias y nosotros podemos inhalarlas".
La Comunidad Valenciana ha comenzado a vacunar contra el tétanos y en este punto el profesor aclara: "El tétanos, más que ser una preocupación la enfermedad en sí, es que las personas que están en los municipios afectados y las que van a ayudar, pueden hacerse heridas que se pueden infectar potencialmente. Si uno tiene una buena inmunización hacia el tétanos, que debería ser el caso de la mayoría de las personas, pues no debería haber problemas en principio graves. En cualquier caso, cualquier herida que se produzca hay que tratarla en función de cuál sea la herida, cuánto tiempo ha trascendido hasta recibir atención sanitaria, cuál es el estado inmunológico de la persona. En principio, no debería causar ningún problema de tétanos en ninguna persona". Eso sí, subraya el experto que "la situación es compleja y puede ser cambiante en el tiempo, hay que valorar en cada sitio como está la situación en cada momento".
El doctor Barberán explica también que "otra vacuna que se podría realizar es la de la hepatitis A, que no forma parte del calendario infantil de vacunación. No estamos vacunados, no estamos inmunizados y el virus de la hepatitis A se transmite también por la ingesta de alimentos o aguas contaminadas. No es recomendable la vacuna de la fiebre tifoidea porque en España no hay fiebre tifoidea".
Y ¿qué ocurre con los cadáveres que puedan seguir sin recuperar? Zurriaga coincide con lo que el Ministerio de Sanidad publicó en su perfil de X: "No hay evidencia científica de que sean un riesgo importante de enfermedades epidémicas (cólera, tifus y otros) después de un desastre natural" y añade el departamento que dirige Mónica García: "La mayoría de microorganismos no sobreviven mucho tiempo en el cuerpo humano después de la muerte. Las infecciones que podrían causar estos problemas no son epidémicas en España. En caso de que surjan infecciones, es más probable que su origen provenga de los propios supervivientes".
Zurriaga añade: "Los cadáveres en sí no son potencialmente transmisores de patógenos, es decir, huelen mal cuando llevan mucho tiempo, pero no son transmisores de patógenos. No son personas que hayan muerto con una infección activa, ni siquiera todas las personas que mueren con una infección activa podrían ser transmisoras de patógenos. Ni los cadáveres de personas, ni de animales, que también los hay, son en principio una fuente de infección. Puede ser una fuente de malos olores y además verlos no es una cuestión agradable y la recomendación es que los cadáveres deben ser retirados por profesionales de la materia en las condiciones apropiadas para hacer esta retirada de cadáveres".
En estas últimas jornadas a las peticiones de comida, agua y maquinaria se ha sumado otra muy particular, la de botas de agua y guantes. Queda mucho trabajo para los próximos meses y para hacerlo de una forma segura es necesario tener una vestimenta adecuada que quien lo ha perdido todo ahora no tiene.
Todos los expertos coinciden en recomendar una vestimenta específica en la que se cubra la mayor parte de piel. Así pues lo mejor es la manga larga, pantalones largos, unas botas de agua adecuadas, guantes y algún elemento que proteja ojos, boca y nariz. "Eso puede ser una mascarilla, pero ojo que sea una mascarilla bastante resistente a la humedad", dice Zurriaga. Barberán matiza también que "habría que añadir, que bajo estas circunstancias, es fácil encontrar vectores que pueden estar allí, como pueden ser garrapatas, piojos... que pueden picar a los que están trabajando allí y pueden dar lugar a otras infecciones".
Sobre la comida, Zurriaga hace una advertencia: "Tiene que estar en condiciones. La comida que quedó en los frigoríficos no está en condiciones de ser ingerida con garantías sanitarias, por lo tanto, con las mismas garantías que exigimos habitualmente. La comida que pueda haber estado sumergida, incluso aunque sean latas, si no tenemos seguridad y, nadie puede tenerla, no debería ser consumida. En estas circunstancias tratar de cocinar con agua, si no es con agua en condiciones, tampoco deberíamos hacerlo".
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