El 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación. Esta efeméride, promovida por la FAO, sirve para visibilizar el hambre, la desnutrición y la pobreza que existe en muchas partes del mundo. Se estima que 7.700 millones de personas habitan la Tierra y que se producen la cantidad de alimentos necesaria para el doble de gente. Sin embargo, 793 millones de personas pasan hambre.
En España y en muchos otros lugares se desperdicia una gran cantidad de alimentos y se consume grandes cantidades de comidas precocinadas y frutas y verduras fuera de temporada. Este tipo de pautas provoca una mayor desigualdad con respecto a los países más pobres y a la vez genera hábitos poco saludables en nuestra dieta.
Para llevar una alimentación sana y equilibrada, respetuosa con el medio ambiente y que ayude a distribuir de forma más eficiente los alimentos, basta con interiorizar estas 5 rutinas:
- Lee el etiquetado. Ser consciente de qué comemos es muy importante. Más allá de la denominación del producto o de las ofertas del momento, conviene saber que los hidratos de carbono “integrales” son más saludables que los refinados y no tiene que estar necesariamente relacionado con la cantidad de fibra del alimento. Por otro lado, las “grasas saludables” son las denominadas insaturadas (poliinsaturadas y monoinsaturadas). Proceden de alimentos vegetales y tienen múltiples propiedades beneficiosas para el organismo.
- Piensa qué comes mejor en lugar de cuándo y cuánto comes. No, el desayuno no es la comida más importante del día. Basta con consumir la cantidad necesaria de nutrientes a lo largo del día. Además, de poco importa desayunar si se hace con bollería y chocolate. Es decir, es necesario llevar una alimentación saludable libre de alimentos ultraprocesados.
- Cocina ligero y con productos de temporada. En lugar de seleccionar productos “light” en el supermercado (que probablemente hayan sufrido un mayor refinado) trata de elaborar comidas con menos salsa, huye de los fritos y rebozados y procura hervir o cocer al vapor más a menudo. Además recuerda que los productos de temporada (especialmente frutas y verduras) tienen un sabor más intenso debido a que se encuentran en su momento óptimo de maduración, suelen ser más económicos y contaminan menos que aquellos alimentos que han de ser importados para su consumo.
- Bebe mucha agua. El agua es la mejor forma de mantener una correcta hidratación. Las bebidas carbonatadas y el alcohol tienen un gran número de calorías vacías y no sacian la sed de igual modo. No es necesario tener una cantidad fija (por ejemplo, 2 litros al día), basta con beber cuando se tenga sed y procurar aumentar la cadencia los días con mayor temperatura.
- Come despacio. La digestión empieza en la boca. La saliva interviene en el proceso y masticar bien los alimentos es fundamental para una digestión sin sobresaltos. Además, si comes deprisa o distraído viendo tu smartphone o la televisión tardarás más en saciarte y comerás más de lo que tu cuerpo necesita. Además es conveniente que no te sientes en el sofá inmediatamente después de comer, lavar los cacharros o dar un pequeño paseo son dos rutinas muy recomendables.
Adquirir estas 5 rutinas ayudarán a que tu alimentación sea más saludable y equilibrada. Sin embargo, puedes añadir más pautas que favorezcan tu bienestar: practica deporte, trata de seguir la dieta mediterránea (o al menos la pirámide de los alimentos) y huye del estrés. Si logras incluir alguno de estos hábitos estarás de mejor humor y notarás como tu cuerpo está más sano.