Comida rápida
Alex Yáñez De La Cal, doctor en CAFYD, nutricionista y dietista, advierte que son bastantes los peligros a los que se enfrenta nuestra salud si abusamos de la 'fast food'. Recomienda que es mejor "el consumo cero que el consumo puntual" de este tipo de alimentos.
'Fast food', comida basura o comida 'chatarra' son algunas de las denominaciones que reciben aquellos alimentos que son ultraprocesados o elaborados con una alta cantidad de calorías en relación con el poco peso del producto. Además, carecen de otras sustancias beneficiosas para nuestro organismo como son las vitaminas, los antioxidantes o los minerales, entre otras.
Si convertimos la comida rápida en nuestra dieta diaria, son muchos los riesgos a los que se enfrenta nuestra salud. Para ello, Alex Yáñez De La Cal, doctor en CAFYD, nutricionista y dietista, analiza cuáles son exactamente estos peligros.
"Realmente cuando consumimos este tipo de alimentación, alta en sodio, en azúcares y en grasas de mala calidad, sobre todo transaturadas lo que facilitamos es que se aumenten la segregación de ciertos neurotransmisores que lo que facilitarían es encontrarnos una sensación de bienestar, de felicidad y de plenitud", comienza diciendo el experto.
Sin embargo, este placer es temporal y falso. "Ese efecto de felicidad es justamente porque da una hiperglucemia y el conjunto de azúcares con grasas enfocadas a que el alimento de un gusto muy bueno y así poder seguir consumiendo el alimento facilita que cree una cierta adicción", asegura De La Cal.
Una pizza, una hamburguesa con patatas fritas y kétchup o una caja de pastas dulces son algunos de los productos que se incluyen en este tipo de comida. Los expertos destacan que si la consumimos puntualmente no suponen grandes riesgos. El problema viene cuando ingerimos la 'fast food' día tras día.
Nos enfrentamos a serias enfermedades de índole cardiovascular como la pericarditis, la insuficiencia cardíaca o hipertensión, pero también pueden surgir carencias nutricionales que provocan algún tipo de trastorno o deficiencia. "Si ha de consumirse puntualmente, no hay ningún tipo de problema, que no sea un hábito común", subraya el doctor. "Esta es la evidencia que hay, mejor consumo cero que consumo puntual de ello", continúa.
Otro de los riesgos de la 'fast food' está vinculado a la salud mental. Muchos estudios científicos demuestran que aquellos que consuman con frecuencia comida basura tiene un 51% más de probabilidades de desarrollar problemas mentales como la depresión, frente a los que que no suelen ingerirla.
"No solo nos tenemos que ir a la salud cardiovascular, sino también a la parte psicológica, porque esa adicción, ese consumo de alimentos con alto poder adictivo, posiblemente ese niño o esa persona si hace un alto consumo de este tipo de alimentos los alimentos reales, saludables, les sepan muy poco entonces eso facilita a que haya una adherencia a la comida basura y no a esa comida realmente saludable", expone el nutricionista.
Un estudio de la revista 'British Medical Journal' también destaca que los hombres con dietas de bajo contenido nutricional tienen alrededor de un 30% más de peligro de padecer cáncer de colon. Tanto este tipo de tumor como las enfermedades cardiovasculares son ya una de las primeras causas de fallecimiento, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Sabemos que la alta frecuencia de este consumo de alimentos facilita mayor riesgo de diabetes, de hipertensión arterial, mayor riesgo de hipercolesterolemia, obviamente mayor riesgo de sobrepeso y obesidad y todo esto favorece a que tengamos una peor salud, un peor pronóstico y un acortamiento de nuestra vida", concluye Alex Yáñez De La Cal.
Un informe del Consumo de Alimentación de España, dirigido por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, expone que en el año 2019 eran ya uno de cada tres individuos los que eligen la 'fast food' antes que de opciones más saludables, como los restaurantes.
Además, puntualiza que esta es ya la tercera elección más habitual en los españoles a la hora de comer fuera de casa, junto con los conocidos 'canales de impulso', que incluye establecimientos de quioscos, tiendas de aperitivos y gasolineras.