Día mundial del ictus
Solo un 50% de la población sabe reconocer los síntomas. En España cada año se producen cerca de 90.000 nuevos casos de ictus. Y el año pasado fallecieron por esta causa, más de 23.000 personas, cifras que se podrían reducir si supiéramos identificar sus síntomas y tratarlo a tiempo.
"Un minuto es cerebro". Y es que cada minuto que pasa sin que llegue la sangre al cerebro se mueren casi 2 millones de neuronas. Cada segundo cuenta. Cuanto antes reciba atención un paciente que sufre un ictus, más probabilidades hay de que no queden secuelas o éstas sean las mínimas. De no ser así, mayor es la probabilidad de daños graves o discapacidad. Por ello, es fundamental reconocer los síntomas y actuar a tiempo.
Un ictus es un accidente cerebrovascular grave y una de las principales causas de muerte en nuestro país. Se produce cuando el flujo sanguíneo en una parte del cerebro se bloquea o se interrumpe. Las neuronas de esa parte del cerebro no reciben el oxígeno y los nutrientes que necesitan para sobrevivir. De ahí la necesidad de actuar de inmediato.
Los principales síntomas que nos alertan de que estamos ante un posible accidente cerebrovascular son estos:
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas hay que buscar atención médica de forma inmediata, no se puede esperar a que los síntomas desaparezcan. Cuanto más esperemos, se producirán mayores daños en los tejidos cerebrales.
Pero ¿un ictus avisa? En algunas ocasiones, el paciente tiene señales que pueden alertar de la posibilidad de sufrir un ictus próximamente. Por ejemplo:
Más del 30 % de las personas que sobreviven a un ictus en España sufren graves secuelas ( en el cuarenta por ciento de los casos) que les deja en situación de dependencia.
El ictus isquémico, que suele ocurrir en el 80% de los casos. Se produce cuando un trombo impide u obstaculiza la llegada de sangre al cerebro.
El ictus hemorrágico que se da en el 20% de los casos y se genera cuando se rompe alguno de los vasos sanguíneos del cerebro.
Y un dato positivo, respecto a los últimos 30 años, las tasas de mortalidad han descendido más de un 68% en los países de Europa Occidental.
La edad no es el único factor de riesgo para padecer la enfermedad, de hecho, un 15-20% de los pacientes tienen menos de 50 años, aunque se da con más frecuencia a partir de los 65 años. El aumento de la incidencia entre personas de 20 a 64 años está relacionado con los estilos de vida poco saludables.
En Europa los principales factores de riesgo de ictus son la hipertensión arterial y el colesterol alto, ambos pueden controlarse.
Independientemente del tipo de ictus, la rapidez con la que se haya recibido atención médica ante la aparición de los primeros síntomas, influirá enormemente en el pronóstico de los pacientes. Nunca hay que olvidar que se trata de una emergencia médica.
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