SALVO QUE AMENACEN A LA SALUD PÚBLICA
En un comunicado, la AEP, a través de su Comité Asesor de Vacunas y de su Comité de Bioética, insiste en la evidencia científica que ha demostrado los beneficios de las vacunas, reduciendo las enfermedades infecciosas, el sufrimiento, las secuelas físicas y psíquicas y los fallecimientos provocados por las infecciones.
Los pediatras, que insisten en que las vacunas han demostrado ser seguras, recuerdan que en España no son obligatorias salvo en situaciones puntuales de epidemias no controladas que amenacen a la salud pública.
En este sentido, no se muestran partidarios de obligar a vacunar por ley ya que, a su juicio, "podría provocar sentimientos negativos hacia las vacunas en la sociedad". "Por tanto, la AEP, en el momento actual, con la incidencia de enfermedades infecciosas y las coberturas de vacunación actuales, no se manifiesta favorable a que las vacunas sean obligatorias por ley", remarcan.
Sí creen necesario que los padres, después de recibir una información "precisa y veraz" sobre los beneficios y riesgos de la vacunación "por parte de un profesional de la salud capacitado", deben decidir, "de forma responsable", sobre la aceptación de la vacunación de su hijo.
En caso de decidir no vacunar, apunta la AEP, deberían firmar un documento de no aceptación, reconociendo su responsabilidad por las posibles consecuencias médicas, éticas y legales, individuales y sociales de su decisión.
Asimismo, recuerdan que "la desinformación puede llegar a ser más peligrosa que las propias infecciones". Los pediatras subrayan también las "excelentes" coberturas de inmunización infantil para las vacunas más comunes que se administran en el primer año de vida (hepatitis B, difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C) y que muestran un cumplimiento del 95% de media en España.
No obstante, destacan que en los últimos años se ha producido un leve descenso de entre el 1% y 2% y que poco más de la mitad de ese 5% de niños que no se vacuna es porque sus padres así lo han decidido. De este modo, se refieren a los llamados "movimientos antivacunas", que, en su opinión, "siembran dudas" acerca de la seguridad y la efectividad de las vacunas infantiles provocando la negativa de algunos padres a vacunar a sus hijos.
Para los pediatras, "dicha negativa plantea un conflicto de valores entre el derecho de los padres a la crianza de sus hijos según sus creencias, el de justicia e incluso el de no maleficencia, pudiendo poner en riesgo a sus hijos y a otras personas de la comunidad que por motivos variados no hayan podido ser vacunados".