Salud
“Es una de las diez enfermedades más incapacitantes”, explica el neurocirujano Pablo Sousa. Sus pacientes conviven a diario con conductas y pensamientos repetitivos y permanentes.
Es la primera vez que se realiza en Galicia una intervención quirúrgica para curar el trastorno obsesivo compulsivo. Una enfermedad que puede condicionar enormemente la vida de quien la padece.
Conductas repetitivas como lavarse las manos de manera recurrente, colocar cosas en un orden específico o revisar una y otra vez si la puerta está cerrada cuando acabamos de comprobarlo son comportamientos típicos de personas que padecen TOC. También puede ocurrir con pensamientos, por ejemplo, rezar, contar números o repetir palabras en la mente sin poder evitarlo. Cuando la obsesión –de ahí el término- se descontrola, el resto de la actividad diaria de una persona se ve comprometida.
Hasta ahora, en mucho casos, no había manera de solucionarlo, pero el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo acaba de realizar una cirugía que podría cambiar esta situación para pacientes que no responden a ningún otro tratamiento.
El problema del TOC es que cuando no responde a nada, ni a distintos fármacos ni a psicoterapia, es muy incapacitante, explica el neurocirujano Pablo Sousa, coordinador de la intervención.
Según este doctor, “a día de hoy está constatada su eficacia, con unos resultados espectaculares, registrando una significativa reducción de los síntomas clínicos y con una mejoría de un 70%, que es un índice muy alto para estos pacientes ya que puede disminuir el sufrimiento sufrimiento que la enfermedad les causa".
Una mujer de 51 años con este trastorno obsesivo compulsivo ha sido la primera persona en ser operada para implantarle dos electrodos en el cerebro que le permitan controlar esta situación.
Esta técnica empezó a utilizarse en Estados Unidos alrededor del 2009. De allí se fue extendiendo y ahora mismo hay ocho hospitales en España que la practican.
En el cerebro hay un circuito en forma de bucle que conecta la corteza cerebral con dos núcleos de la profundidad, el núcleo estriado y el del tálamo, explican los expertos. Este circuito está afectado y por eso el paciente tiene pensamientos intrusivos y se siente obligado a repetir determinados comportamientos para controlar sus miedos.
La terapia se basa en estimular constantemente ese circuito mediante impulsos eléctricos, para entenderlo con mayor claridad, funcionaría de manera similar a un marcapasos para el corazón pero en el cerebro.
“La intervención consiste en la implantación de dos electrodos profundos, uno en cada hemisferio cerebral, de una manera mínimamente invasiva, a través de dos pequeños orificios en el cráneo. Estos electrodos están conectados a una batería subcutánea que situamos bajo la clavícula del paciente y que producen impulsos eléctricos en una diana muy concreta del cerebro”, explica Sousa.
La mujer operada se recupera en estos momentos favorablemente, aunque el equipo médico, prudente, considera que todavía es pronto para saber si el tratamiento ha sido efectivo. Con todo, el proceso invita al optimismo.
El servicio gallego de salud estima que hasta un 2% de la población puede padecer TOC, aunque dentro de este porcentaje el número de casos incapacitantes se reduce mucho. En el caso de TOC grave entre un 20 y un 40% de los pacientes no responden al tratamiento, este sector podría verse beneficiado con esta cirugía.
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