Medicina
La madre, que carecía de este órgano por una enfermedad congénita, recibió el útero de su hermana. La intervención, de alta complejidad, duró 20 horas y tuvo lugar en el Hospital Clínic de Barcelona.
En los brazos de su madre acapara todas las miradas. Y es que su nacimiento quedará grabado en la historia de la medicina. El pequeño Jesús es el primer bebé de España que nace tras un trasplante de útero.
Tamara Franco, murciana de 34 años, siempre soñó con ser madre, pero tenía una enfermedad congénita que afecta a uno de cada 5000 mujeres. Se trata del síndrome de Rokitansky, es decir, no tienen útero, con lo que no pueden quedarse embarazadas. "Para mí fue un palo muy duro, lo peor que me podía pasar en la vida", relata emocionada.
El Hospital Clínic de Barcelona le ofreció la oportunidad de participar en un estudio experimental que ahora ha conseguido un hito en la medicina. "Creíamos que estábamos en condiciones de poder llevarlo adelante" , cuenta el doctor Antonio Alcaraz, jefe del servicio de urología del Hospital Clínic de Barcelona.
En octubre de 2020, Tamara pudo someterse al trasplante de útero que fue donado por su hermana, pero no resultaba un camino fácil. La cirugía, de alta complejidad, duró 20 horas y conllevaba numerosos riesgos. "El útero recibe muy poca sangre y por eso es muy difícil trasplantarlo. Aquí juegas al todo o nada, sabía que nos enfrentábamos a un reto enorme", añade Alcaraz. De hecho el primer reto era que la progenitora tuviera la menstruación.
"En 2015 presentamos el primer proyecto. Pasó por los diferentes comités y el trasplante se llevó a cabo el 5 de octubre de 2020, y el 21 de noviembre Tamara me llamó diciendo que le había venido la regla". Explica Francisco Carmona, jefe del servicio de Ginecología del Clínic.
Sin embargo, algunos problemas retrasaron el procedimiento del embarazo, entre ellos, un aborto y que la madre contrajo el covid. También le diagnosticaron preeclampsia y los facultativos tuvieron que programar el parto a los 7 meses.
Finalmente, Jesús llegó al mundo con 1,1 kilos. Ahora ya pesa 3 kilos y 200 gramos y su evolución es favorable. " Estoy muy feliz. Ha sido un proceso muy duro. Quiero dar las gracias a todo el equipo médico. A pesar de todos los riesgos merece la pena pasarlo. Ha sido todo especial", ha explicado la progenitora.
Un pequeño milagro de la ciencia y una historia cargada de emoción, porque tener a su hijo en brazos es lo que Tamara siempre soñó.