COVID-19
Encuentran evidencias moleculares de una relación genética entre coronavirus y cáncer.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) ha detectado evidencias moleculares de la posible relación genética entre la infección de la Covid-19 y el cáncer.
A pesar del hallazgo, los expertos detallan que "esto no demuestra una relación causal entre el SARS-CoV-2 y el cáncer, pero en el caso de que estudios más grandes en muestra y extensos en seguimiento, lo confirmen, el impacto en salud pública mundial sería enrome".
La covid esquiva el gen supresor tumoral
El estudio, dirigido por los profesores Antonio Salas y Federico Martinón junto con Alberto Gómez Carballa del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS), sugiere que los antígenos del SARS-CoV-2 "secuestran" la proteína oncosupresora p53, lo que provoca una degeneración por daño oxidativo.
De esta forma el coronavirus es capaz de evitar la respuesta inmunitaria de la p53, lo que podría implicar que la inhibición a largo plazo de la proteína por parte del SARS-CoV-2 podría convertirse en un factor de riesgo de carcinogénesis.
Para apoyar su tesis los investigadores han demostrado que pacientes en las fases más críticas del coronavirus mostraban una baja presencia del gen supresor tumoral p53. Lo cierto es que, según han detallado los expertos, hay muchos virus que durante la fase aguda tienen la capacidad de bloquear algunos mecanismos de nuestro organismo, favoreciendo así al desarrollo de tumores.
En todo caso, este análisis no es definitivo y aún se necesitan más estudios para esclarecer la relación genética entre la Covid-19 y el cáncer: "Con los datos del estudio no podemos ni afirmar ni descartar que sea así", han matizado los expertos.
Enfermedades neurológicas y el coronavirus
Otro reciente estudio ha confirmado que el riesgo de padecer enfermedades neurológicas y psiquiátricas aumenta dos años después de contagiarse de coronavirus. Dicho estudio advierte que los padecimientos más comunes son: psicosis, demencia, "niebla cerebral" y convulsiones. También existe un mayor riesgo de ansiedad y depresión en adultos, pero esto desaparece dentro de los dos meses posteriores a la infección.