Insomnio
El insomnio, un trastorno que ya afecta a más de 5,4 millones de españoles, se ha triplicado en apenas veinte años. Un nuevo estudio confirma que no existe un único tipo de insomnio, sino cinco subtipos distintos, y que la mayoría de los pacientes pertenece a los perfiles con mayor angustia emocional.
El insomnio se ha triplicado en las últimas dos décadas. Según los datos de la Sociedad Española del Sueño (SES), alrededor del 43% de la población española presenta algún síntoma de insomnio y un 14% de los adultos padece insomnio crónico, lo que equivale a más de 5,4 millones de personas.
El insomnio crónico se define como la dificultad persistente para iniciar o mantener el sueño, o despertarse demasiado pronto, lo que produce consecuencias durante del día: cansancio, falta de concentración o irritabilidad. Efectos que se pueden producir al menos tres veces a la semana durante un mínimo de tres meses, sin que puedan explicarse por otros trastornos médicos o psiquiátricos.
Un nuevo estudio multicéntrico realizado en ocho clínicas españolas, liderado por la doctora Francesca Cañellas, confirma la existencia de los cinco subtipos de insomnio. Además, revela un dato clave: el 82 % de los pacientes atendidos pertenecen a los subtipos 1 y 3. Estos subtipos de insomnio incluyen a los pacientes que presentan mayor malestar psicológico y que concentran la mayoría de los casos que llegan a las clínicas del sueño.
El subtipo 2 incluye a personas con angustia moderada, insomnio reactivo al estrés y una elevada activación antes de dormir. Son pacientes que responden adecuadamente a la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I). Los subtipos 4 y 5, con niveles de angustia más bajos, presentan un insomnio de larga duración asociado a acontecimientos vitales y, con frecuencia, a experiencias traumáticas en la infancia.
En este sentido, la diferencia fundamental entre un subtipo de insomnio y otro no está en cómo duerme el paciente, sino en sus rasgos personales y emocionales, sus hechos vitales, la forma en la que reacciona al estrés o su nivel de angustia. Precisamente por eso esta clasificación resulta clave desde el punto de vista clínico, ya que identificar el subtipo permite adaptar el tratamiento a cada perfil y aumentar su eficacia. No todos los pacientes necesitan la misma terapia psicológica ni los mismos fármacos, y tratar de insomnio como una única enfermedad puede conducir a años de tratamientos ineficaces.
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