Alimentación
El aumento del consumo de arenques y sardinas reduciría los casos de enfermedades coronarias.
Existen numerosas investigaciones que asocian la ingesta de la carne procesada y de vacuno con el riesgo a sufrir enfermedades no transmisibles como cáncer, afecciones coronarias y accidentes cerebrovasculares.
Estas dolencias representaron el 44% (casi la mitad) de las muertes a nivel mundial en el año 2019, según la comunidad científica. Así pues, tal y como explica el tecnólogo de alimentos Mario Sánchez: "todo lo que implique reducir la carne roja en nuestra dieta va a resultar beneficioso para nuestra salud".
Una buena forma de comer menos vaca, buey y toro es cambiar esta fuente proteica por alguna otra que la sustituya. "El pescado azul es una opción muy interesante", afirma este experto, "ya que posee ácidos grasos poliinsaturados y aporta un valor proteico de calidad". Este tipo de peces es, además, una buena fuente de calcio y vitamina B12 y su consumo puede prevenir enfermedades coronarias.
Más allá del consumo de pescado azul, el secreto de una dieta saludable radica en la ingesta de frutas y verduras. Estos alimentos están, en palabras de Sánchez, "vinculados con la reducción de enfermedades metabólicas".
Así pues, dejar la carne roja a un lado y sustituirla por el pescado azul es beneficioso, pero no debemos olvidarnos de comer los 400 gramos recomendados al día de vegetales.
En este sentido, Mario apunta que también "sería interesante hacer otro estudio para comprobar cómo de buen sustitutivo a la carne roja serían las legumbres".
Este análisis de datos revela, también, que adoptar este estilo de alimentación reduciría las muertes por enfermedades coronarias, cerebrovasculares y cáncer colorrectal en un 2% y disminuiría significativamente el número de personas con dolencias incapacitantes.
Otro de los datos que arroja este estudio es que, si bien la oferta de pescados azules no es suficiente para reemplazar toda la carne roja, esta podría sustituir el 8% de su consumo a nivel mundial. Lo cierto es que la pesca de forraje representa el 30% de las capturas mundiales, pero solo una cuarta parte se dedica a la alimentación humana. El resto van destinadas a obtener harina y aceite de pescado y a engordar salmones y truchas en las piscifactorías.
Comer más peces de forraje y menos vaca, buey y toro sería, según especifica el informe, especialmente beneficioso en países donde triunfa la ‘dieta Occidental’ (rica en grasas, aditivos y sal) y en los países de bajos ingresos. Estos últimos presentan un número de víctimas por enfermedades cardiovasculares más elevado y tienen una oferta de pescado más abundante y de un menor precio.
De igual forma, este cambio de hábitos nutricionales podría aumentar el consumo de pescado al nivel recomendado de 40 kcal por día y persona. Para llegar a estos resultados, la investigación ha utilizado proyecciones de datos de consumo de carne roja para 2050 en 137 países y datos históricos sobre las capturas de pescado azul en hábitats marinos.
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