La buena noticia
El ensayo clínico se basa en la instalación de unos electrodos sobre la piel, que se encuentran conectados a un pequeño procesador.
Para millones de personas afectadas por lesiones medulares, tareas básicas como el poder atarse los cordones de los zapatos, teclear en un ordenador e incluso coger un móvil les resulta prácticamente imposible. No obstante, un nuevo ensayo clínico internacional basado en la estimulación eléctrica podría dar pie a avances muy significativos, abriendo una nueva ventana de esperanza para este sector de la población.
Este tratamiento experimental está compuesto por unos electrodos que se sitúan sobre la piel, por encima y debajo de la zona dañada, y sin necesidad de ningún tipo de procedimiento quirúrgico. Estos electrodos a su vez se encuentran unidos a un pequeño procesador, y en su conjunto permiten mejorar la movilidad de la zona afectada y recuperar su destreza. Antonio Oliviero trabajador del Hospital Nacional Parapléjicos de Toledo, ahonda algo más en su funcionamiento, se basa en: "estímulos eléctricos que a través de las raíces nerviosas entran en la médula espinal".
Oliviero afirma que los resultados son evidentes: "La función de la mano mejora y eso permite a los pacientes hacer cosas que no hacían antes", y es que al adquirir mayor fuerza en los distintos músculos, como en el caso del brazo, pueden comenzar a coger cosas. Unos resultados que permanecen en el tiempo, incluso después de haber finalizado la terapia.
Todo gracias a un nuevo dispositivo, que hasta el momento no ha presentado efectos adversos. Eduardo Fernández, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández asevera que: "Tiene un impacto positivo en la calidad de vida de muchas personas". El dispositivo está pensando para las extremidades superiores y se podría implantar fácilmente en los hospitales, aunque Hernández afirma que aún se desconoce si se podrá usar en todos los pacientes: "No lo sabemos, aún estamos en fase de investigación".
En cualquier caso, el ensayo ha permitido que decenas de tetrapléjicos, con lesiones medulares en el cuello que apenas podrían podían agarrar cualquier objeto, hayan experimentado grandes avances.
En agosto de 2023 Keith Thomas, un hombre tetrapléjico de Estados Unidos, logró recuperar la movilidad y parte de la sensibilidad gracias a la inteligencia artificial. Tras someterse a varias resonancias magnéticas, los médicos pudieron detectar qué partes específicas de su cerebro eran las responsables del movimiento de sus brazos y del tacto de sus manos. Los médicos le sometieron una operación de 15 horas en la que le implantaron unos microchips en su cerebro.
Durante parte de la operación, Thomas estaba despierto. A este proceso se le añadieron una especie de "conectores" en la parte superior de la cabeza. Estos permitieron conectar el sistema con un ordenador, donde algoritmos de inteligencia artificial interpretaban sus pensamientos convirtiéndolos en acciones.
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