Homeopatía
Los productos homeopáticos se venden como medicamentos sin receta, por lo que, sin una información adecuada. Pero... ¿hasta dónde llega su eficacia? Buscamos la respuesta
Los podemos comprar en las farmacias o desde cualquier dispositivo. En una búsqueda rápida encontramos en la red productos homeopáticos para tratar la gripe, la artrosis o trastornos del sueño. Se venden como medicamentos sin receta, por lo que, sin una información adecuada, es fácil dudar entre los preparados que tienen una indicación terapéutica demostrada o aquellos que son un simple placebo. Pero... ¿hasta dónde llega su eficacia? Buscamos la respuesta.
Nuestro divulgador científico de cabecera, David Ballesteros, hace en directo una prueba práctica. Se ha comprado un producto homeopático para trastornos del sueño y la ansiedad "recomiendan una pastilla al día durante una semana, si no mejoras debes consultar a tu médico", reza el prospecto.
Mirando a cámara Ballesteros consume esas seis pastillas seguidas y ¿qué sucede? Pues nada. La concentración de principios activos es mínima "totalmente ridícula, por lo tanto no genera ningún efecto sobre el organismo", asegura Ballesteros. Bueno, eso sí, debe tener en cuenta el "subidón de azúcar" que podemos experimentar porque ingerimos una gran cantidad de excipientes que son azúcares "sacarosa y fructosa".
Tras hacer el experimento llegamos a la conclusión de que con el tratamiento homeopático lo que realmente ingerimos es un vaso de agua, pero "¡agua a 10 euros el blíster!".
Esta es la respuesta científica
Desde la evidencia científica la respuesta es rotunda: la homeopatía no es eficaz. No se ha constatado ninguna enfermedad cuya solución clínica pase por un tratamiento homeopático. Para la comunidad científica la utilización de estos productos no genera mayor beneficio que un placebo, una sustancia sin actividad farmacológica que puede tener un efecto terapéutico cuando el paciente que la ingiere cree que se trata de un medicamento realmente efectivo.
A grandes rasgos, desde su origen, en el siglo XVIII, la homeopatía sostiene que una dolencia se puede tratar administrando la misma sustancia que la provoca diluida en agua en proporciones infinitesimales. Hoy podemos descartarlo. Los productos homeopáticosno mantienen una relación dosis-respuesta y no hay pruebas sólidas que justifiquen su utilización clínica. Puede ser un complemento pero nunca la solución.
Nuestra sentencia: la homeopatía no cura. No es el tratamiento adecuado para problemas de salud crónicos. Debe ser un facultativo quien recomiende recurrir a este tipo de productos como acompañamiento de otros fármacos de efectividad probada en ensayos clínicos antes de su comercialización. Hay un riesgo. Las personas que elijan la homeopatía como alternativa y rechacen medicamentos con evidencia de seguridad pueden estar poniendo su salud en peligro.