AVANCES AÚN EN DESARROLLO
Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado unas herramientas moleculares, llamadas inntags, para el estudio y la caracterización funcional de proteínas, lo que podría ayudar en el diagnóstico precoz del Alzheimer. Hasta ahora, las etiquetas peptídicas disponibles para el marcaje de proteínas, y empleadas desde hace décadas, "no pueden utilizarse de manera generalizada en el diagnóstico molecular por la interferencia funcional o estructural que pueden causar", explica Martí Aldea, investigador del CSIC en el Instituto de Biología Molecular de Barcelona.
Así, tomando como punto de partida el proteoma del planeta -la totalidad de proteínas expresadas por los organismos biológicos en la Tierra-, este trabajo ha realizado una selección de determinadas estructuras peptídicas teniendo en cuenta sus propiedades moleculares, informa el CSIC en un comunicado.
Los datos obtenidos, y publicados en la revista Nature Methods, revelan que los inntags son más inocuos funcionalmente que las etiquetas peptídicas disponibles y ofrecen una "extraordinaria eficiencia de detección" mediante anticuerpos. Los científicos trabajan actualmente en la aplicación de estas herramientas en el diagnóstico de interacciones entre proteínas. Según los investigadores, el objetivo es desarrollar sistemas ultrasensibles de detección de oligómeros de amiloide, que están relacionados con el Alzheimer, para un diagnóstico precoz de la enfermedad.
Investigadores franceses y alemanes, paralelamente, han detectado un nuevo péptido activo, un tipo de molécula formada por la unión de varios aminoácidos, con implicaciones en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, según un estudio que publica la revista Nature. El amiloide-(eta) ha pasado desapercibido durante décadas para los científicos, que ahora creen que juega un papel relevante en la inhibición de las neuronas del hipocampo cerebral.
El alzheimer se asocia con la aparición de placas amiloides en el cerebro, si bien hasta ahora la investigación se ha centrado en el estudio del beta-amiloide, el principal componente de esas placas. La acumulación del nuevo péptido, sintetizado a partir de la Proteína Precursora Amiloide (APP, en inglés), también altera las funciones neuronales, un descubrimiento que podría tener implicaciones en ciertos ensayos clínicos.
El grupo liderado por Michael Willem, de la universidad alemana Ludwig-Maximilian, sugiere que el amiloide-(eta), que el cerebro produce por sí mismo, está asociado con la aparición de agregados neurotóxicos en el hipocampo, una anomalía que más tarde se extiende por todo el cerebro. A partir de estudios en ratones y pruebas en pacientes de Alzheimer, los investigadores creen que el nuevo péptido puede disminuir la capacidad del cerebro para retener información. El funcionamiento de ambos péptidos es sin embargo distinto: mientras el ya conocido beta-amiloide vuelve a las neuronas hiperactivas, el amiloide-(eta) las hace más difíciles de estimular.