La cantidad y calidad del sueño afectan a nuestra salud
Las personas que duermen menos de seis horas pueden tener una mayor posibilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular, en comparación con aquellas que lo hacen entre siete y ocho horas, según los resultados del estudio 'PESA CNIC- Santander', dirigido por el director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Valentín Fuster.
El estudio ha utilizado técnicas de imagen para detectar la prevalencia y la tasa de progresión de las lesiones vasculares subclínicas en una población con una edad media de 46 años. Todos los participantes estaban libres de enfermedad cardíaca conocida y dos tercios eran varones y usaron durante siete días un actígrafo, un pequeño dispositivo que mide de forma continua la actividad o el movimiento, para medir las características del sueño.
Asimismo, los participantes, un total de 3.974, se dividieron en cuatro grupos: los que dormían menos de seis horas, de seis a siete horas, de siete a ocho horas y los que dormían más de ocho horas.
De esta forma, después de considerar los factores de riesgo tradicionales para la enfermedad cardíaca, se llegó a la conclusión que los participantes que dormían menos de seis horas tenían una probabilidad de un 27 por ciento mayor de tener aterosclerosis en todo el organismo, en comparación con los que lo hacían de siete a ocho horas. Del mismo modo, aquellos que tenían una mala calidad de sueño tenían una probabilidad de un 34 por ciento mayor de tener aterosclerosis, en comparación con aquellos que tenían una buena calidad de sueño.
Estudios previos ya han demostrado que la falta de sueño aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular al incrementar los factores de riesgo de la enfermedad cardíaca, como los niveles de glucosa, la presión arterial, la inflamación y la obesidad.
Ahora, los expertos han visto que aquellos que dormían menos de 6 horas al día o tenían un sueño "muy fragmentado y de mala calidad" tenían más placas de colesterol, en comparación con aquellos que dormían más horas o tenían un sueño menos fragmentado. "En conclusión, la duración y la calidad del sueño son de vital importancia para la salud cardiovascular", ha zanjado Fernando Domínguez, primer autor del artículo.