FECUNDACIÓN IN VITRO
Juana Crespo, ginecóloga con 30 años de experiencia en el campo de la fertilidad, explica que la mayoría de las mujeres que se se deciden por la inseminación artificial tienen entre 35 y 45 años y han retrasado la maternidad porque "han necesitado estabilidad laboral y económica" y han esperado una pareja estable para "poder formar una familia", lo que hace cada vez retrasen más la llegada a la inseminación de donante.
Sin embargo, una vez tomada la decisión no se pueden elegir las características del donante masculino. Según la legislación, se debe buscar el mismo fenotipo que la paciente y compatibilidad genética para que los recién nacidos no tengan enfermedades genéticas, por lo que que sea de otra raza es ilegal.
Esta doctora, especialista en el método conocido como 'doble maternidad' y empleado por parejas de mujeres, explica que consiste en utilizar los óvulos de una de las mujeres que forman la pareja, se estimula la ovulación y esos óvulos se depositan, una vez inseminados con el semen de banco, en la otra mujer de la pareja. De esta manera, una mujer hace de donante de óvulos y la otra de receptora de embriones, ayudando a que en la maternidad participen las dos partes de la pareja.
En cuanto a los obstáculos a las que se enfrentan las mujeres que deciden ser madres solas, Crespo destaca el de la conciliación porque sólo se tienen a "la mitad del equipo", a lo que se añaden las dificultades económicas.
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