Obesidad
Este 4 de marzo se celebra el Día Mundial Contra la Obesidad, día con el que se pretende concienciar sobre todo lo que implica este término.
Cuando pensamos en la palabra obesidad, lo primero que nos viene a la mente es alguien con un cuerpo no normativo, alejado de los estándares de belleza que tanto intenta perpetuar nuestra sociedad, pero es mucho más que eso, ya que el sobrepeso no es solo un problema de malnutrición, es un problema multifactorial. Sufrir obesidad implica, entre otras muchas cosas, el rechazo de la sociedad, problemas psicológicos como ansiedad o diagnósticos médicos erróneos porque todo se achaca al sobrepeso.
Cómo prevenir la obesidad infantil
Aunque este problema puede darse a cualquier edad, incluyendo a los niños, educar a la sociedad a llevar una alimentación sana y a gestionar la obesidad propia y la de los demás es clave para prevenirla en las generaciones futuras. Lo que se pretende es ayudar a alcanzar un peso saludable, el cual no tiene que ser el establecido por la sociedad.
Un factor importante en la prevención es la alimentación en los colegios, estos se encargan de promover el consumo de productos sanos e implementar en sus menús dietas que cumplan con la calidad nutricional que esta edad requiere.
En la base de este problema se encuentra una alimentación deficiente, pero se unen más factores como la inactividad física y causas genéticas, las cuales no se pueden prevenir.
En lo relacionado con la alimentación no se trata de consumir productos sin azúcar o light, se trata de aprender a comer, a basar la dieta en productos frescos como frutas y verduras, evitando los productos ultraprocesados. Es importante no utilizar la comida como premio, recompensa o castigo en la infancia, esto lo único que provoca es que el niño gestione sus emociones a través de la comida, asociando determinados alimentos como negativos y otros como positivos.
Tener un horario para las comidas y cumplirlo durante el día, permite disminuir el estrés y la ansiedad. El reloj interno de nuestro cuerpo se encarga de establecer ritmos para sus funciones básicas, tales como la digestión y absorción de nutrientes, alterándolo, provocamos una mala digestión y metabolización de los alimentos. Así mismo, mantener los horarios de sueño en los niños es muy importante para mantener un biorritmo adecuado.
Otro de los hábitos que nos ayudarían a prevenir la obesidad infantil es incentivar a los más pequeños a beber agua de forma periódica, dejando a un lado las bebidas azucaradas.
El sedentarismo es otro factor que favorece la obesidad, se debe estimular a los niños a jugar al aire libre, a practicar algún deporte y a caminar. El número de horas consumidas en actividades lúdicas sedentarias está directamente relacionado con la obesidad infantil. Además, varios estudios epidemiológicos han demostrado una relación directa entre la cantidad de horas consumidas en ver la televisión y la ingesta de alimentos, sobre todo altos calóricos.
En definitiva, este es un gran problema social del cual, debemos tomar consciencia para evitar que las generaciones futuras la padezcan y que la celebración del Día Mundial de la Obesidad nos recuerda.