LOS EXPERTOS ALERTAN CONTRA EL EXCESO DE FLUOR EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA
El consumo de flúor en la infancia es una rutina habitual para prevenir la caries dental y el crecimiento de las bacterias que desarrollan el sarro, así como para ayudar a paliar el déficit de calcio y vitamina D y ayudar a solidificar los huesos.
No obstante, la proliferación de productos enriquecidos con flúor, como por ejemplo chicles, enjuagues bucales o colutorios pueden elevar la dosis mínima segura y poner en riesgo la salud bucodental de los más pequeños, según aseguran los expertos como la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista.
Los niños son el grupo que más se beneficia del uso del flúor, ya que sus dientes aún están en formación y actúa en tres áreas destacadas: aumenta la resistencia del esmalte, favorece la remineralización y tiene acción antibacteriana. En el caso de los adultos, ayuda a los pacientes que sufren pérdida osea, y contribuye a prevenir o eliminar la sensibilidad al frío y evita la aparición de caries en el cuello o en las raíces de los dientes.
La dosis recomendada por los expertos debe oscilar entre 0,05 y 0,07 mg. por kilogramo de peso corporal, pero hay que tener cuidado por el consumo de flúor por otras vías, ya que si excede ciertos límites puede generar fluorosis.
Existen tres niveles de fluorosis: En el estado dental leve, pueden surgir estrías o líneas a través de la superficie del diente. En la fase moderada, los dientes son altamente resistentes a la caries dental, pero tienen manchas blancas opacas, mientras que en el grado severo el esmalte es quebradizo y pueden ser muy visibles manchas marrones en los dientes.
Cuando el trastorno se encuentra en su fase inicial, es posible que la dentadura sea restaurada, aunque si la dieta alimentaria es deficiente, el problema dental puede agravarse. Los expertos, por tanto, recomiendan no abusar del flúor ni de los productos enriquecidos a menos que nos lo recomiende nuestro odontólogo.