UCI
El Hospital Álvaro Cunqueiro incorpora un plan de nutrición para ayudar a reducir secuelas y el tiempo en cuidados intensivos.
Que la alimentación es importante para estar sano es por todos sabido pero ¿lo es tanto como la medicación para un enfermo? En Vigo dicen sí. El hospital Álvaro Cunqueiro acaba de implantar un sistema, mediante un medidor de calorimetría indirecta, que permite conocer el gasto energético de cada enfermo para saber cuál es el número de calorías que necesita. Se aplica a los pacientes de cuidados intensivos, incluso a los que se encuentran en coma y conectados a un respirador, midiendo la cantidad de oxígeno que consumen y el dióxido de carbono producido.
Así, no solo se controla la nutrición de los enfermos, también se revierten los resultados en su evolución. "Un enfermo grave necesita más calorías y proteínas. Sabiendo esto, reducimos el impacto de su dolencia", explica Eva Menor, coordinadora del programa en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital vigués.
Cuando se produce un ingreso de cuidados intensivos en el centro, se monitoriza al paciente durante las dos primeras semanas ajustando cada dos días la nutrición a sus necesidades. Va variando a medida que la dolencia o patología avance o no. Y tan importante es controlar el exceso de calorías como la falta de ellas. Si un paciente, por ejemplo, recibe una mayor carga nutricional de la que su cuerpo precisa, produce más dióxido de carbono y prolongaría esto el uso del respirador.
Con este programa se ayuda a reducir, por tanto, la estancia de los pacientes en las UCI y, a la larga, favorece la reducción de las secuelas que pueda producir la enfermedad que padezca.
Este sistema se pretendía implantar antes de la pandemia pero, como tantos otros, no pudo ser. Aunque en este caso el virus sirvió para seguir estudiando en cómo aplicar el medidor de calorimetría y se comenzó a utilizar, entonces, también con los pacientes covid.