Alimentación
Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo es un dicho popular que ahora avalan varios estudios científicos que ahondan en el término de la crononutrición.
Nuestro cuerpo tiene un reloj central que pone en hora al organismo a través de la luz y la oscuridad, es decir, si percibe que es de día o de noche. Pero también se sincroniza con los cambios en la ingesta y el ayuno o con los momentos de actividad y reposo. Y como estamos hechos para comer y movernos durante el día, si el cuerpo percibe que por la noche no hay luz o ingiere alimentos, está recibiendo información contradictoria y eso aumenta el riesgo de padecer enfermedades. Estas tienen que ver con las alteraciones metabólicas asociadas, la obesidad, el cáncer, el estrés o la depresión.
Estas desincronizaciones también suelen ocurrir los fines de semana cuando lo horarios de las comidas, de sueño y de actividad, respecto a la semana. Esto se denomina 'jetlag' social y cuando se produce nuestro organismo lo vive como cuando nos vamos de viaje a un país con varias horas de diferencia. "Eso hace que tu organismo se prepare para una hora y a esa hora no comes, produciendo alteraciones en la liberación de insulina", afirma la catedrática de Fisiología en la Universidad de Murcia, Marta Garaulet.
Cuando no se respeta esa sincronización, entramos en lo que los expertos denominan como cronodisrupción. "De entre los hábitos que lo producen podemos hablar del trabajo a turnos, las personas sometidas a 'jetlag' porque viajan mucho y está demostrado que esta falta de sincronía entre nuestro organismo y los factores externos aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad", afirma la doctora Lidia Daimiel.
Así, según el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, la crononutrición es una ciencia que sugiere alimentarse de acuerdo a nuestros relojes biológicos bajo la idea de que los alimentos tienen unos u otros efectos en el organismo dependiendo de la hora en que sean ingeridos. En la actualidad, la crononutrición investiga el efecto de la alimentación sobre nuestro ciclo circadiano.
Hay que tener en cuenta que la luz, que ayuda al cuerpo a orientarse en el momento del día que es, también puede ser la artificial que impacta en nosotros cuando estamos en casa o en cualquier otro lugar iluminado.
No llevar horarios de comidas regulares, retrasar la hora de la cena, la de la comida
La luz blanca o la luz azul engaña a nuestro organismo, creyendo que es de día por lo que no entiende qué hora es y puede desregularnos metabólicamente creyendo que necesitamos energía cuando, en realidad, nos vamos a dormir. Otro factor determinante son los periodos de ayuno y alimentación que es percibido por el reloj que tenemos en nuestro estómago, así como el reposo y el movimiento, son los puntos que debemos tener en cuenta a la hora de marcar nuestras rutinas diarias.
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