Salud

Daño cerebral

Los cinco hábitos diarios que están dañando tu cerebro de forma irreversible

Los episodios de olvidos frecuentes o los cuadros de cefaleas, pueden ser indicadores de que estamos desatendiendo nuestro cerebro.

Imagen de una mujer y de un cerebro.Antena 3 Noticias

Diaria y paulatinamente, las personas estamos dañando nuestro cerebro de forma imperceptible, por culpa de algunos hábitos interiorizados a los que no damos importancia. Sin embargo, con los años podrían ocasionar pérdidas de capacidad cognitiva, pérdidas de memoria, dificultad en la movilidad y, en líneas generales, una pérdida en nuestra calidad de vida.

Normalmente, los episodios de olvidos frecuentes o los cuadros de cefaleas, pueden ser indicadores de que estamos desatendiendo nuestro cerebro. La importancia de los hábitos diarios radica en que tienen un impacto abismal en nuestra salud.

Algunos de los hábitos más dañinos para nuestra salud cerebral son el sedentarismo, la alimentación, la falta de sociabilización, el estrés y el insomnio o la falta de horas de sueño necesarias.

El sedentarismo

El sedentarismo es un factor determinante en nuestra salud cerebral, ya que puede cambiar la estructura de nuestras neuronas, afectándonos negativamente.

Las personas que llevan un estilo de vida en el que predomina la inactividad física, están expuestas a sufrir el deterioro de fibras nerviosas, lo que favorece la aparición de problemas cognitivos o de memoria.

Además, el sedentarismo también favorece la existencia de otras enfermedades como la hipertensión o la obesidad, que afectan directamente a la salud emocional y psicológica del individuo.

Finalmente, está demostrado que las personas que realizan una mayor actividad física reducen en un 25% la posibilidad de sufrir alguna enfermedad o trastorno.

Una mujer haciendo deporte | Freepik

La alimentación

El cerebro sufre las consecuencias de una dieta inadecuada en la que predominen alimentos altos en grasa o azúcar, que pueden inflamar el hipocampo, que es la región cerebral relacionada con el establecimiento de la memoria a corto plazo.

A su vez, saltarse el desayuno puede afectar a nuestro rendimiento físico y mental, al no reponer los niveles de glucosa en sangre necesarios para aportarle la energía demandada al cerebro. Al no desayunar podemos experimentar falta de concentración, dificultad para realizar tareas y fatiga.

Día Mundial de la Alimentación | Istock

La falta de sociabilización

Los científicos han investigado reiteradamente como la ausencia de relaciones sociales afecta al cerebro de cualquier animal gregario, es decir, aquel que vive en una mandada, un rebaño o una colonia.

Los humanos somos seres sociables, por lo que la soledad afecta tanto a nuestra salud mental como a nuestra fisiología. Es más, la falta de sociabilización supone un riesgo similar al tabaquismo y a la obesidad a la hora de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Además, la soledad afecta directamente a nuestro cerebro, provocando una reducción en el volumen de varias regiones del hipocampo, especialmente en el giro dentado. A su vez, también genera una disminución de materia gris en el córtex prefrontal, esencial en la toma de decisiones.

Imagen de archivo de un grupo de amigos. | Pexels

El estrés

El cerebro y el cuerpo se influencian recíprocamente durante el curso de los trastornos psiquiátricos y de sus frecuentes multimorbilidades. Es por esto que el estrés puede generar trastornos como la esquizofrenia, bipolaridad, ansiedad y depresión mayor.

Nuestro cerebro aumenta los niveles de cortisol, conocida como la hormona del estrés, cuando sufrimos una exposición prolongada. Numerosos estudios han demostrado que los niveles elevados de cortisol pueden llevar a la atrofia del hipocampo.

Además, el estrés en los niños provoca que se les reduzca el tamaño de la amígdala, estructura subcortical involucrada en la regulación emocional que posee un rol decisivo a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, otros estudios han asegurado que el estrés hace que la amígdala crezca. En cualquiera de los dos casos, las personas que padecen estrés pueden sufrir respuestas exageradas al miedo y a la ansiedad, lo que acelera la aparición de trastornos del estado de ánimo, como la depresión, la ansiedad y la psicosis.

Entrenando el cerebro es posible combatir la ansiedad y el estrés | Agencias

Insomnio

El insomnio altera el reloj biológico del cerebro, ocasionando síntomas como la fatiga o los dolores de cabeza. Además, no contar con una rutina propicia de sueño hace que el cerebro desaprenda la estructura normal, agravando los problemas de insomnio.

Un estudio publicado por el National Library of Medicine defiende que, a largo plazo, la privación del sueño conlleva un declive cognitivo acelerado que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer. Además, también aumenta el riesgo de padecer trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.

Insomnio | Agencias

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