Sin resistencia al tratamiento
Investigaciones previas ya habían demostrado que Myc era una proteína clave en el desarrollo del tumor y cómo inhibirla a través de la terapia génica. Esta proteína está implicada en el desarrollo de diversos tumores, por lo que la terapia dirigida a Myc podría contribuir positivamente a las opciones terapéuticas para diferentes tipos de cáncer. Los resultados de la nueva investigación, publicados en la revista 'Genes & Development', confirman que el tratamiento no causa efectos secundarios.
En declaraciones a Europa Press, la líder del estudio, la italiana Laura Soucek, ha celebrado el hallazgo sin precedentes del estudio, que establece sin lugar a dudas que si se inhibe Myc "las células no pueden desarrollar resistencias, porque Myc no puede ser reemplazada".
Los resultados confirman que los tratamientos anticancerígenos basados en la inhibición de Myc como una "vía terapéutica sólida y efectiva" para el desarrollo de nuevos fármacos y para todo tipo de tumores, ha destacado Soucek, fichada por Josep Baselga para trabajar contra Myc y Beca Fero en 2011.
Además, los científicos no han encontrado resistencia al tratamiento, que es una de las mayores preocupaciones relativas a las terapias contra el cáncer. Estos resultados, según los investigadores, muestran que las terapias contra el cáncer basadas en la inhibición de Myc son una opción terapéutica segura y eficaz en el desarrollo de nuevos medicamentos.
Myc es una proteína que juega un papel importante en la regulación de la transcripción de genes y está implicada en procesos celulares tales como la proliferación, la diferenciación y la apoptosis (muerte celular programada, una parte esencial de la regeneración de tejidos y la eliminación de células dañadas). Actúa como un gen regulador que controla la expresión de alrededor del 15 por ciento de los genes humanos.
Sin embargo, los desequilibrios de esta proteína provocan un crecimiento celular incontrolado que a su vez puede conducir a la aparición de cáncer en diferentes tejidos. De hecho, la proteína Myc desregulada se encuentra en la mayoría de los tumores, incluyendo los de mama, útero, colon, pulmón y estómago.