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La caótica gestión en Austria de la pandemia que ha llevado al confinamiento

Austria es ahora mismo un país completamente divido por el confinamiento. Polarizado entre dos maneras de afrontar la pandemia de coronavirus.

Hay algo que me ha llamado la atención desde el primer momento que llegué a este país. Lo percibes ya en la primera conversación con el taxista que te recoge en el aeropuerto. Lo vuelves a notar cuando hablas con algún camarero que te atiende en una cafetería, pero lo tienes claro cuando sales a la calle y empiezas a preguntar para hacer tu reportaje.

Austria es ahora mismo un país completamente divido. Polarizado entre dos maneras de afrontar la pandemia. Fracturado entre dos visiones sobre la eficacia de las vacunas. Hay dos frentes muy fáciles de resumir: vacunados contra no vacunados.

En los últimos meses, la campaña de vacunación ha sido tema de batalla política diaria. Los partidos de extrema derecha han enarbolado un discurso rupturista con la estrategia oficial. Se han opuesto a las restricciones, al confinamiento y a las vacunas. Rozando el negacionismo por sistema.

Un tercio de la población no quiere vacunarse

Esos argumentos han calado en una parte considerable de la población, que ahora reniega de recibir el pinchazo. Austria tiene un enorme problema, porque hasta un tercio de la población no quiere vacunarse, y mucho menos quiere que se les obligue a hacerlo por ley, como el gobierno ya ha anunciado que hará.

Los expertos aseguran que ningún país saldrá de esta espiral de contagios hasta que la vacunación sea realmente efectiva, con tasas que lleguen al 90%. Austria no supera el 65% y su incidencia continúa disparada, está por encima de los mil novecientos casos por cada cien mil habitantes. Las próximas semanas siguen pintando muy feas, a pesar del encierro decretado. Y lo peor es que el actual gobierno, errático en muchos momentos de la pandemia, se ve desbordado por la situación, sin saber cómo dar pasos adelante.

España como ejemplo

Cierro esta cobertura para Antena 3 Noticias, con una pequeña gran alegría. Mientras preparábamos nuestra conexión en directo para mediodía, teníamos conectado el informativo principal de la ORF, la cadena pública nacional. Los austriacos han dedicado un reportaje a España, a lo bien que se han hecho las cosas en nuestro país y a analizar en qué podían ellos copiarnos para mejorar su situación.

Se ha ensalzado nuestra campaña de vacunación, han valorado que administramos vacunas de día y de noche, los domingos, en vacaciones, en agosto… y que enviamos una cita a todos, sin preguntar si querían o no. Pero me ha gustado especialmente que han querido destacar el gran sentido de la responsabilidad que hemos demostrado todos los españoles.

Esto no siempre ocurre. Muchas más veces hemos estado en la situación de recibir lecciones de los vecinos centroeuropeos, que al contrario. Por eso, demos importancia a este tipo de cosas. Uno se va con la cabeza muy alta porque, esta vez, España ha sido ejemplo para Europa.

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