CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO

El cáncer más sexual

Una de las cuestiones más crueles a las que se tiene que enfrentar una joven mujercita en torno a los treinta años es que de repente en una revisión ginecológica un profesional de esa disciplina le comunica que se trata de un cáncer de cuello de útero en estadio avanzado.

Podemos obviar lo de si tiene novio o pareja o alguien con compromisos afectivos o cualquier otra manera de mantener relaciones sexuales. Aquí lo que importa es que el cáncer de cuello puede no presentar ningún signo o síntoma hasta haber alcanzado un estadio avanzado. Los ginecólogos sabemos, y como no, los médicos en general, que hay algunos signos como el sangrado vaginal anormal, cierto dolor pélvico, un flujo inusual o algún dolor durante las relaciones sexuales que nos invitan a pensar en este problema.

Parece mentira que una patología que se detecta con una simple citología cervical no dé la cara de alguna manera que podamos descubrirla precozmente. Cuando ocurre lo de esa jovencita en nuestro entorno se me ocurre pensar en que la vacunación frente al Virus del Papiloma Humano (VPH) es la estrategia preventiva más eficaz para reducir la prevalencia de cáncer de cuello de útero y otras entidades nosológicas.

Días atrás tuvo lugar en Madrid una convocatoria informativa en la que pudimos saber que solo el 48 por ciento de las madres habla con sus hijas sobre la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. También se dijo que nueve de cada diez madres españolas saben que el VPH es una infección de transmisión sexual. Y que el 77 por ciento de las que optan por la vacunación frente al VPH lo hacen para prevenir el cáncer de cuello de útero.

La vacunación frente al VPH en España está alcanzando niveles buenos, en particular en las comunidades en las que existen programas escolares de vacunación. En este sentido, los expertos coinciden en señalar que la vacunación frente al VPH es la estrategia preventiva más eficaz para reducir la prevalencia de cáncer de cuello.

Por lo tanto, renunciar a esta vacuna supone renunciar a una estrategia preventiva que permitirá la disminución de uno de los cánceres más prevalentes en el mundo. Y es que el cáncer de cuello representa el segundo tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres españolas de entre 15 y 44 años.

La vacunación frente al VPH en edad temprana, entre 11 y 12 años, maximiza su efectividad ya que a esta edad la mayoría de los jóvenes no han comenzado a tener relaciones sexuales y, por lo tanto, ellas no han estado expuestas al virus. En España el 70,8 por ciento de las niñas están vacunadas, aunque existen diferencias importantes de cobertura según la Comunidad Autónoma.

Por otra parte, el pediatra Federico Martinón ha destacado la necesidad de vacunar también a la población masculina, con el fin de controlar la propagación del virus y, lo que es mejor, el índice de contagios. Y es que según el experto hay datos clínicos contrastados que demuestran la protección de la vacuna frente a las lesiones precancerosas del ano. Es lo que hay.

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