Haloterapia
La Haloterapia, que se utiliza para tratar enfermedades respiratorias, dermatológicas y estrés, se extiende por el mundo.
La sal es un elemento básico que utilizamos en nuestro día a día, especialmente en la cocina. Pero este no es su único uso. Las cuevas de sal son un remedio natural contra problemas respiratorios y dermatológicos como el asma o la dermatitis. En ellas es posible disfrutar de la Haloterapia, un tratamiento en el que los usuarios se exponen a las propiedades de la sal de piedra.
Es tal la fama que está ganando que ya es posible encontrar una de estas instalaciones artificiales en mitad del árido clima desértico de los Emiratos Árabes Unidos. Recibe la sal importada de Cracovia, conocida por ser pionera en esta terapia en el siglo XIX. En ese momento la tuberculosis era una gran amenaza para la población y fue el médico Feliks Boczkowski el que observó que los mineros que trabajaban en cuevas de sal no la contraían. A partir de ese descubrimiento personas con distintas enfermedades fueron tratadas en ellas.
En las cuevas, las partículas de sal se encuentran ionizadas con carga negativa y 84 oligoelementos y minerales. Esta composición de iones estimula la relajación y promueve la eliminación de toxinas. Según algunos expertos, este proceso podría mejorar el sueño, la respiración, combatir las infecciones de la piel e, incluso, reducir el estrés.
La razón por la que se usa la sal es por la multitud de propiedades que posee. Se trata de un compuesto químico antibacteriano, antiséptico y antiinflamatorio. Es por ello que los profesionales del sector recomiendan la Haloterapia para enfermedades o limpiezas de las vías respiratorias, para enfermedades dermatológicas, fortalecer el sistema inmunológico, en casos de estrés y cansancio, o para la mejora de la función pulmonar y recuperación muscular en deportistas.
En España, la Haloterapia es todavía un tratamiento novedoso, pero en otros países ya está asentado. Rusia ya la incluye en su sistema sanitario como terapia clínica y en Inglaterra se considera una terapia clínica. Sin embargo, existe cierto escepticismo en torno a esta práctica. Son muchos expertos que advierten de que se trata solo a un complemento a los regímenes recetados por los médicos y no un sustitutivo.