Test de vuelo
Los test de vuelo son poco conocidos, pero pueden ayudar a personas que sufren patologías cardiacas o respiratorias a la hora de viajar en avión.
La presión en una cabina de avión puede ser un problema para personas que padecen una patología crónica respiratoria, como asma o fibrosis quística, o cardiaca. La disponibilidad de oxígeno se reduce cuando el avión llega a una determinada altura, lo que afecta de manera directa a la capacidad respiratoria de la persona.
Cuanto más alto sube una persona, más baja es la presión atmosférica y más dificultades pueden encontrarse en los pulmones o en el corazón para conseguir absorber suficiente oxígeno en el aire.
La situación lleva a que aquellas personas con patologías respiratorias o cardiacas se realicen los llamados test de vuelos o los test de simulación hipóxica. De esta forma, una persona podrá saber si está preparada o no para volar.
¿Qué son los test de vuelo?
Se trata de una prueba en la que durante 15 o 20 minutos se simulan las condiciones que se dan durante el vuelo. Se le pone una mascarilla con una concentración baja de oxígeno para observar cómo el cuerpo reacciona al cambio.
Son pocas las personas que solicitan realizarse un test de vuelo a pesar de sufrir estas patologías. Uno de los motivos es el desconocimiento sobre este tipo de examen médico.
¿Dónde se realizan los test de vuelo?
Para solicitar este test de vuelo solo hay que acudir a Pediatría o en medicina de adultos. El test se lleva a cabo en los servicios de Neumología de los hospitales. Sin embargo, no todos lo realizan, por lo que es importante informarse con antelación para saber si en tu hospital más cercano se realizan o no.
En el caso de tener que realizar la prueba a un menor, basta con pasar una vez por el test de vuelo en la etapa infantil siempre que la enfermedad esté estable y no haya cambios.