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Agua mineral natural, del acuífero a la mesa

A veces tenemos prejuicios con la ingesta de minerales y las necesidades del organismo ya que, aunque sean imprescindibles, muchos pacientes tienen temores por falsos mitos que inducen a pensar que según el tipo de agua se puede contribuir a generar algún tipo de patología. Por eso quiero poner en valor hoy con razonamientos científicos el “agua mineral natural” (AMN), ésa que no lleva tratamientos y que de manera intacta se lleva del acuífero a la mesa, es decir, sin que nadie la toque. De esta manera podemos mantener las necesidades de calcio, magnesio, sodio y bicarbonatos puesto que la AMN es la única que tiene una composición constante en minerales, cosa que puede verse en las etiquetas.

Sabemos que entre el 20 y el 30 por ciento de la población española adulta tiene una ingesta inadecuada de calcio y que en el caso concreto de las mujeres de 45 a 64 años el porcentaje aumenta hasta el 85 por ciento. Son datos que recoge la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

Por otro lado, cerca del 30 por ciento de la población tiene una ingesta inadecuada de magnesio y, en el sector femenino, esta cifra se incrementa. Alrededor del 64 por ciento de las mujeres por debajo de 24 años tiene una ingesta inadecuada, lo que supone debilidad, bajo tono vital y tendencia a la depresión.

El AMN es un elemento esencial en este escenario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que cuando se cocina con agua desmineralizada o con un bajo contenido en minerales se observan pérdidas de minerales esenciales de los alimentos (vegetales, carne, cereales) superiores al 60 por ciento en calcio y magnesio.

Las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, 2010) señalan que el consumo total de agua adecuada para las mujeres tendría que ser de dos litros diarios y para los hombres de dos y medio, advirtiendo que se define la misma ingesta adecuada para los adultos que para las personas de edad avanzada, dado que su capacidad de concentración renal y su percepción de la sed disminuyen al aumentar la edad.

También encontramos estudios referidos a las cualidades del agua mineral sobre la salud infantil. En este sentido, en población infantil se relaciona la ingestión de aguas minerales escasamente mineralizadas con la mejora  de la colecistitis crónica que se produce cuando los niños crecen en un medio ambiente contaminado (Kochergin, Skorik y Oranski, 2005).

Por otra parte, se ha estudiado el consumo de este tipo de aguas minerales envasadas (de bajo contenido mineral) en niños con nefropatía metabólica e inflamación renal, resultando que su ingestión produce un efecto a las 24 horas con incremento de la excreción urinaria de sodio y de cloruro, así como la disminución de la excreción urinaria de calcio y de magnesio (Ni, Popova y Luchaninova, 2004). Con todo, debe quedar claro que para mantener la temperatura corporal y las funciones físicas y cognitivas el agua mineral natural es un elemento esencial en nuestras vidas. Seguro.

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