Galicia
El prematuro Abraham o 'Javi', como lo han apodado, salió hace una semana del Hospital Clínico de Santiago después de cuatro meses. Hoy lo presentan a la familia de su madre en A Coruña, con una gran fiesta.
Luis Miguel Giménez y Noemí Gabarre esperaban a su primer hijo cuando, el 3 de julio, llegó cuatro meses antes de lo previsto. La joven rompió aguas con mucha antelación y tuvieron que realizarle una cesárea. El niño llegaría al mundo pesando solo 393 gramos y midiendo 19 centímetros. Dos días después perdía unos cuantos gramos, llegando a pesar solo 360. “Era casi como un teléfono, me cabía en la palma de una mano”, explica su padre. En el hospital no les dieron buenas noticias: era bastante probable que el pequeño no sobreviviese. Las primeras 72 horas fueron críticas y cruciales.
Pero el niño salió adelante gracias al grandísimo trabajo de los profesionales del Hospital do Salnés y del Hospital Clínico de Santiago de Compostela y dan gracias a Dios y a la Sanidad Pública gallega de que el pequeño pueda estar con ellos. Se acuerdan mucho de los sanitarios de los hospitales por los que pasó el bebé, los equipos de la UCI y de las unidades de neonatos, que ayudaron no solo al prematuro Abraham, sino a unos padres a los que la situación los superaba. De hecho, su madre pasó por episodios depresivos y de ansiedad. “Allí era el niño de todos, como el hijo de todos”, dicen entre risas los padres, que cuentan que su pequeño fue el rey del hospital durante todo el tiempo que estuvo allí, que no fue precisamente poco.
Están convencidos de que han tenido al bebé prematuro de menor peso, por lo menos, en España, aunque también creen que puede serlo del mundo. De hecho, esperan que su niño conste en el Libro Guinness de los Récords. Su abuelo, Ricardo Giménez, cree que así será y presume con orgullo de su nieto.
“Nuestro hijo es un milagro”, dice el padre, orgulloso. Por ello lo han llamado Abraham, como el profeta, aunque también lo han apodado como 'Javi'. Y es que estos cuatro meses han sido extremadamente difíciles. Durante todo el tiempo en el que el pequeño permaneció hospitalizado, los padres no han pasado un solo día sin pensar en él y sin visitarlo, desde Vilagarcía de Arousa al Hospital Clínico de Santiago de Compostela, día sí y día también, después de trabajar.
Nació con la bilirrubina muy alta, tuvo el hígado inflamado y necesitó de mucho trabajo y paciencia hasta que empezó a coger peso. Ahora, luce como cualquier otro bebé tras mes y medio de su nacimiento, atendiendo a la fecha a la que debería de haber nacido. Nadie diría, al verlo, que el niño vino al mundo realmente con solo 26 semanas de gestación y que apenas medía 20 centímetros al nacer.
Por ello, no es para menos la alegría de que el pequeño ya pueda dormir en casa rodeada de sus jóvenes padres y demás familiares. Por eso, este lunes celebran una fiesta por todo lo alto en A Coruña, de donde es Noemí, para poder presentar a su niño a toda la familia.
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