La destrucción del tsunami

Otsuchi y Minamisanriku, ciudades fantasma

La prefectura de Miyagi es la zona más afectada por el terremoto y el posterior tsunami. Muchas localidades de esta región han quedado completamente arrasadas. Otsuchi, Minamisanriku o Kamaishi son hoy territorios devastados.

Kamaishi es un puerto pesquero al noreste de Japón. El viernes, el mar, el medio de vida de sus habitantes, les quita todo lo que tenían. Arrasa con sus casas, se lleva sus coches y destroza su economía.

En Minamisanriku, la mitad de sus 18mil vecinos vivían en la bahía, prácticamente a nivel del mar y entre la desembocadura de dos ríos. El viernes, todo lo que conocían cambió para siempre.

El tsunami irrumpió en sus vidas e hizo desaparecer a más de la mitad de sus vecinos. Hoy es una ciudad fantasma en la que casi nada se mantiene en pie. Por sus calles sólo circulan vehículos militares y ambulancias, y el olor empieza a ser insoportable.

No lejos de allí, en Kesennuma huele a humo. La estación de tren está en llamas desde hace días y los bomberos han preferido emplear el agua que tienen en atender a quienes están en los refugios. Se calcula que son medio millón de personas en todo el país. No tienen agua, ni luz, y en los hospitales empiezan a escasear los medicamentos.

La ciudad de Otsuchi cuenta tres tragedias. Después del terremoto, fue consumida por un gran incendio antes de quedar bajo las aguas. "Es, con seguridad, la ciudad más afectada. Está totalmente devastada. Aquí vivían 17.000 personas y tememos que más de 9.000 hayan muerto", asegura un portavoz de la Cruz Roja.

Los primeros cuerpos localizados en la zona se acumulan en una improvisada morgue en la que no hay sistema de refrigeración.

Pero el mundo está con Japón. Decenas de países han desplazado toneladas de ayuda y equipos de socorro. Como metódicas hormigas, se enfrentan a un trabajo delicado: recuperar cadáveres y encontrar supervivientes.

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