COVID-19
La pandemia que paró el mundo sigue azotando China.
440 infecciones y 9 muertos oficiales. Fueron las cifras con las que las autoridades chinas cerraron la ciudad de Wuhan, hasta entonces prácticamente desconocida para la mayor parte del mundo. Era el 23 de enero de 2020. El día anterior ya habían circulado rumores de que se iba a cerrar una localidad que era un cruce de caminos en el corazón de China. A esas horas nadie podría predecir que eso pasaría también meses después en el resto de continentes. Nunca había ocurrido nada parecido en la historia reciente. Y todo cambiaría para siempre.
La primera víctima mortal registrada (el 11 de enero) era un hombre de 61 años, que se infectó y murió en la capital de la provincia de Hubei, con 11 millones de habitantes. Todavía se desconocía que pudiera haber contagios de humano a humano. Todos los casos estaban asociados a un mercado de pescados y mariscos en el que se vendían animales vivos, por lo que se suponía que el virus se transmitía desde un animal, y poco más. En segundo lugar, ya se sabía que se trataba de un coronavirus parecido al que provocó una epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo grave, por sus siglas en inglés) entre 2002 y 2004, pero se creía que, solo en el peor de los casos, este nuevo coronavirus alcanzaría la magnitud de aquel primer brote de SARS, que produjo más de 700 muertes y quedó circunscrito a Asia. El 12 de enero de 2020, un día después de comunicar el primer fallecido por el virus de Wuhan, China hizo pública la secuencia genética del virus causante; apenas horas más tarde, el 13 de enero, el coronavirus ya había traspasado fronteras, siendo detectado en Tailandia. El resto es ya historia.
El origen sigue siendo un misterio
Tres años después, la población de Wuhan ha aprendido a convivir con el COVID-19 y casi todos sus habitantes siguen llevando mascarillas también por la calle. Tampoco ha cambiado la sensación de que el virus puede estar en cualquier parte. China está viviendo una explosión de contagios sin precedentes desde que rompiera con su política de Covid cero, y el epicentro de la pandemia no es la excepción.
Pero el miedo en Wuhan se ha desvanecido. Ahora, con las celebraciones del Año Nuevo, brillan más las calles comerciales. Parece que la vieja normalidad ha regresado aunque aún queda la sensación, no incierta, de que esa localidad será recordada a nivel mundial solo por el virus.
La ciudad, que llegó a representar el 75% de las muertes por COVID en todo el país, ahora no tiene cifras oficiales de fallecidos. Las autoridades sanitarias aseguran que el pico de contagios allí ya pasó a principios de enero.
La sección de animales vivos y muertos en el mercado que fue señalado como lugar de origen del virus permanece cerrada. Tres años después, siguen las mismas vallas azules que sellaron la zona. No lejos de allí se ubica el laboratorio donde se almacenaban muestras de virus de toda índole y que fue centro de sospechas. ¿De dónde salió el coronavirus? A enero de 2023, no hay ningún avance aparente sobre esa cuestión, LA cuestión. El origen de un virus que ha matado a casi siete millones de personas en todo el mundo, sigue siendo un misterio.