AL MENOS HAY DOS PERSONAS MUERTAS
En Mathare, un barrio chabolista de Naoribi, la capital, decenas de personas se han echado a las calles para protestar contra el supuesto fraude electoral. Los manifestantes, algunos armados con palos, han bloqueado las calles con piedras y otros objetos y han incendiado las barricadas.
La Policía antidisturbios ha respondido con gases lacrimógenos y fuego real. Dos de los manifestantes han muerto al ser alcanzados por balas. En Kisumu, una ciudad portuaria del oeste de Kenia, se han repetido los disturbios. "Si no hay Raila, no hay paz", han gritado los seguidores de Odinga, que también han levantado barricadas incendiadas y han lanzado piedras contra los agentes. La Policía, por su parte, ha empleado gases lacrimógenos y fuego real para dispersarlos.
Odinga ha denunciado en una rueda de prensa que el sistema informático de la Comisión Electoral ha sufrido un ciberataque que ha permitido manipular las datos de los comicios del 8 de agosto, según los cuales, Kenyatta ha conseguido el 54,8 por ciento de los votos. Por ello, el disidente keniano ha rechazado los resultados oficiales y ha exigido al jefe de Estado que renuncie, tal como hizo en las últimas votaciones, que tuvieron lugar en 2013, aunque entonces no tuvo éxito.
El candidato opositor ha hecho un llamamiento a la calma, si bien al mismo tiempo ha subrayado que no puede controlar a su "gente", lo que hace temer un nuevo estallido de violencia.
En 2007, cuando Odinga perdió frente al entonces presidente, Mwai Kibak, la violencia postelectoral se saldó con más de mil muertos y 600.000 desplazados en apenas dos meses. En este contexto, la Comisión Electoral se ha comprometido a investigar si hubo ciberataque y ha pedido a la población que espere "en paz". El Gobierno también ha instado a los kenianos a seguir con la rutina diaria.