Unión Europea
El primer ministro húngaro paraliza la ayuda de 50.000 millones de euros que necesita Ucrania tras dar luz verde a su entrada en la UE.
Lo que parecía imposible ocurrió por sorpresa. La Unión Europea daba este jueves por la tarde luz verde a iniciar negociaciones para la entrada de Ucrania en el club de los socios europeos. Una alegría fugaz, porque Viktor Orbán paralizaba la entrega de ayuda a Kiev cuando todo parecía solucionado.
El primer ministro húngaro ha sido el escollo permanente para los planes del presidente Zelenksi. "Quieren darle el dinero de los húngaros y de los ciudadanos europeos a Ucrania", ha asegurado Orbán, considerando inaceptable para Hungría que "la UE utilice el dinero de esta manera".
El líder del Fidesz ha sido, desde el inicio de la guerra en Ucrania, el mandatario europeo más simpatizante y próximo al Kremlin. Ha criticado las sanciones a Rusia por considerarlas un perjuicio y ha sido de los pocos en no condenar claramente la invasión de Putin.
"Son las reglas del juego. Si eres parte de la decisión y estás de acuerdo con ella después debes mantener la boca cerrada". Así de duro se ha mostrado el primer ministro belga, Alexander de Croo, después de que la UE diese el paso histórico de iniciar las conversaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia.
Kiev necesita desesperadamente el apoyo financiero de Bruselas para financiar su guerra contra Rusia. El paquete congelado por valor de 50.000 millones de euros incluye 17.000 millones en transferencias y 33.000 millones más en préstamos ventajosos para los próximos años.
Para el presidente Zelenski, que celebró la decisión como una "victoria que motiva, inspira y fortalece", ha sido un jarro de agua fría que ahora tendrá que gestionar a toda prisa mientras el invierno avanza en el frente y la falta de munición apremia.