Peligro de expolio
Las historias de naufragios están repletas de referencias a valiosos tesoros hundidos y enterrados bajo las aguas. Los cascos de los barcos naufragados son una promesa de abundancia para cazatesoros y furtivos del mar.
El naufragio del Costa Concordia no es una excepción. Ya son muchos los rumores que hablan de la enorme riqueza que ha quedado a bordo del crucero.
La policía da crédito a la amenaza de saqueo y a un posible expolio. Los carabineros han prometido mantener una vigilancia constante sobre el barco. Pero ¿durante cuanto tiempo podrán mantener la vigilancia? Muchos creen que al final los buscadores de tesoros encontrarán su oportunidad.
Las preguntas surgen por si solas ¿Cuánto dinero en efectivo, cuantas joyas pueden haber quedado abandonadas a bordo del supercrucero? La imaginación de muchos se dispara pensando que en la “ciudad flotante” viajaban más de 4.200 personas. En cualquier caso, entrar en el Costa Concordia en estos momentos es como adentrarse en una trampa movediza.
El buque está inclinado casi 90 grados, hacia el costado de estribor. Dentro todo está al revés, el suelo puede ser la pared o el techo. Hay infinidad de objetos pesados que están dando tumbos.
El interior del Costa Concordia es una trampa muy peligrosa, donde perder la orientación es muy sencillo. Las autoridades han establecido un protocolo de prioridades. Lo primero es terminar la inspección para hallar supervivientes o cadáveres, en segundo lugar preocupa la posible fuga de carburante y evitar una catástrofe ecológica; y por último está las tareas de recuperación de dinero y objetos de valor.