PREOCUPACIÓN ENTRE LOS PARISINOS
Un vídeo que muestra decenas de ratas vivas en un contenedor en pleno centro de París ha disparado las alarmas en la capital francesa, donde los basureros municipales se enfrentan diariamente a estos roedores que llegan incluso a saltarles encima. Las imágenes, grabadas por un empleado municipal de limpieza junto al río Sena, cerca del Quai d'Orsay (sede del ministerio de Asuntos Exteriores francés), y que Le Parisien ha podido recoger, se extendieron como la pólvora en las redes sociales y obligaron a las autoridades a dar explicaciones de urgencia sobre esta cuestión que hace tiempo preocupa a los parisinos.
El concejal encargado de limpieza del Ayuntamiento de París, Mao Peninou, ha reconocido que existe una gran población de ratas en las calles, debido a que se han hecho "más resistentes" a los sistemas de eliminación y a que se ha producido un "cambio cultural" en los ciudadanos, que cada vez usan más el espacio público. En una rueda de prensa, Paninou insistió en que disfrutar de los parques y las calles "conlleva una responsabilidad", y aclaró que si cada vez se ven más ratas fuera de las cloacas es por culpa de la "incivilidad" de quienes no recogen sus desechos.
"¿La Ciudad de las Luces está infestada de ratas?", se preguntaba el diario Le Parisien el pasado septiembre, cuando el consistorio decidió intensificar los esfuerzos para acabar con estos animales que se concentran cerca del río Sena y en los lugares más concurridos. El Ayuntamiento ha recordado que invertirá 1,5 millones de euros en acciones como cambiar las basuras para hacerlas inaccesibles a las ratas, ya que la mejora de la limpieza de París es una de sus "prioridades", anunció hoy la institución.
En 2017, se realizaron cerca de 1.800 intervenciones de desratización, en un intento por reducir esta población de ratas que según estimaciones municipales es de unos tres millones, aunque es muy difícil de contabilizar. El sindicato Fuerza Obrera (FO) denunció hoy en un comunicado que los equipos de basureros se enfrentan diariamente a "contenedores llenos de ratas", por lo que han invocado el derecho de los trabajadores a no cumplir esa misión cuando crean que supone un riesgo para ellos. Sin embargo, la Alcaldía rechazó esta petición por considerar que no existe una "amenaza directa a la vida", explicó a un grupo de periodistas el conductor de un camión de basuras y miembro del FO Christophe Deparis, que indicó que lo que piden es poder recoger la basura en "condiciones de higiene y seguridad".
"Cuando llegamos sobre las seis de la mañana, se ven los sacos de basura moverse solos porque las ratas están dentro comiendo tranquilamente", relató Deparis, que declaró que muchas veces esos roedores les saltan encima a sus compañeros cuando intentan ahuyentarlas. Desde el sindicato coinciden con el Ayuntamiento en que los productos son "cada vez menos eficaces", por lo que solicitaron medios como trajes y máscaras para poder hacer frente a la situación.
En este contexto de críticas, el Ayuntamiento ha afirmado en un comunicado que en los últimos dos años se contrató a 200 basureros y conductores suplementarios, y anunció que pondrán en funcionamiento 170 nuevas máquinas limpiadoras y aspiradoras de aceras.
Todas estas medidas no gustan a los animalistas, que ya salieron en defensa de las ratas a finales de 2016 con una petición popular llamada "Paren el genocidio de las ratas", que consiguió más de 20.000 firmas. Mao Peninou ha recordado que esta petición rogaba "dejar a las ratas tranquilas", y ha asegurado que él está "totalmente de acuerdo con dejar a las ratas tranquilas", pero considera que es necesario que "los humanos también podamos estar tranquilos en la ciudad".
El miembro de la asociación animalista "Paris Animaux Zoopolis", Philippe Reigné, lamenta que se exagere "la mala reputación de las ratas", y opina que el ayuntamiento quiere acabar con ellas porque dañan la imagen de la propia ciudad. "No podemos reprochar a las ratas que se alimenten de nuestros desechos", resumió Reigné, que en este punto coincide con las autoridades en que los parisinos y los visitantes tienen parte de la culpa.