Vicente Vallés
Ya ocurrió con Tony Blair o Margaret Thatcher. No será tan extraño que se reúna el suficiente número de diputados para tumbar a Boris Johnson.
Asistimos estos días al que podría ser el epílogo de Boris Johnson como primer ministro británico. No es seguro que vaya a dejar el cargo próximamente, pero su situación es cada vez más débil.
Y no tanto por el marcaje al que le somete el partido laborista, en la oposición. Lo peor para Boris Johnson es la presión de su propio partido conservador, que ya no le da tregua.
El Reino Unido es una democracia de larguísimo recorrido, y los británicos están acostumbrados a ver cómo caen sus primeros ministros por decisión de sus compañeros. Así le ocurrió a Theresa May, la antecesora de Johnson.
Ya ocurrió con Tony Blair o Margaret Thatcher
Pero antes les pasó también a Tony Blair, o a la mismísima Margaret Thatcher. De manera que no será tan extraño que ahora se reúna el suficiente número de diputados del Partido Conservador para tumbar a Boris Johnson, por las mentiras sobre las fiestas en la residencia oficial de Downing Street, cuando el país estaba sometido a fuertes restricciones.
El caso tiene su interés, porque si Johnson termina por caer, no será por la gestión, muy criticada, que ha hecho de la pandemia. Caerá por mentir.