SE CUMPLEN DOS MESES DE MARCHAS
Venezuela completa este martes dos meses de marchas convocadas por la oposición en contra del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que dejan al menos 59 muertes y dos visiones de país que de momento se presentan irreconciliables.
Desde el pasado 1 de abril, cuando el Supremo intentó asumir las funciones del Parlamento, de mayoría opositora, las calles se han convertido en caja de resonancia del descontento antichavista, pero también en un escenario donde el Gobierno le recuerda a sus adversarios su respaldo popular.
En medio de la crispación, Maduro ha convocado a una Asamblea Constituyente como una vía para superar el conflicto, aunque la respuesta opositora ha sido llamar a más manifestaciones y desconocer ese mecanismo que daría vida a una nueva Constitución o modificaría la que Maduro heredó de su antecesor, Hugo Chávez.
"El juego está trancado (bloqueado)", declaró el politólogo Luis Salamanca. "Es como si el Gobierno estuviera jugando fútbol y los otros estuvieran jugando béisbol o estuviéramos jugando ajedrez en dos tableros distintos", agregó Salamanca, autor del libro 'Protestas contra la tiranía en Venezuela: 1935-1937'.
A su juicio, la decisión de Maduro de "imponer una Constituyente" es la "negación total de la negociación política" y un "paso temerario", ya, a su parecer, "está tensando todas las cuerdas de los poderes nacionales e internacionales".
Según las "bases" presentadas por Maduro, que el Consejo Nacional Electoral (CNE), consideró que "cumple con las formalidades", la Constituyente reunirá a 545 integrantes que serán elegidos mediante votación territorial y sectorial.
Lejos de reducir la tensión, la Constituyente abrió una grieta en el interior del oficialismo, que parece ahora dividido entre un ala más apegada a Chávez y representada por la fiscal general, Luisa Ortega, que subrayó la inconveniencia de ese mecanismo al advertir que "aceleraría la crisis", y la "Madurista", respaldada por el Supremo, el CNE y los militares, según han advertido expertos.
Desde el oficialismo, el presidente de la Comisión Presidencial para la Constituyente, Elías Jaua, ha mencionado también la tesis de "juego trancado", pero ha advertido de que en Venezuela se libra "un conflicto de clases", que, aclaró, no se expresa en un "odio de clases".
Y transcurridos dos meses, es el ciudadano del común el que se encuentra día a día con una realidad trastocada. Mientras el este de Caracas muestra las huellas de los choques continuos entre manifestantes y la fuerza pública, en el oeste son casi diarias las movilizaciones chavistas que aunque transcurren de forma pacífica sí trastocan por horas el transporte urbano.
En el acomodado este caraqueño son reiterados los cortes de vías u objetos en llamas en las vías que obligan a decenas de trabajadores a caminar en busca de estaciones del metro en funcionamiento o de los autobuses que desviaron su recorrido.
Cáscaras de frutas, pedazos de ladrillos, césped, neumáticos y cualquier desecho sirve para cortar las carreteras cercanas a la plaza de Altamira, en el este caraqueño, o la Autopista Francisco Fajardo, que atraviesa la ciudad.
"Estamos viviendo en una zozobra", relató Rosa Laya, una caraqueña divorciada y madre de un niño de 12 años, quien confesó que en estos dos meses, antes de salir, consulta las redes sociales o llama a sus familiares para determinar la mejor ruta.
En estos 60 días lo más triste que he podido ver es cómo personas inocentes que quieren luchar por un cambio han fallecido", declaró. Y aunque admitió que para ella "Chávez es único" así como considera que fue el libertador caraqueño Simón Bolívar, opinó que Maduro no ha hecho "un buen Gobierno".
Ronald Quintero, un estudiante de la Universidad Metropolitana, defendió en diálogo el derecho a protestar por sus ideales frente al escenario "caótico" que considera vive el país.
"Estaré en las calles hasta que sea totalmente necesario, hasta que de verdad haya un cambio pacífico y democrático en nuestro país", añadió Quintero, quien subrayó que en los últimos 18 años de Gobierno chavista "nos han llevado a un punto de quiebre".