ASÍ LE DEFINEN SUS VECINOS DEL BARRIO DONDE CRECIÓ
De delincuente juvenil a terrorista yihadista. Mohamed Merah había sido condenado hasta en 15 ocasiones por delitos como conducir sin carnet y peleas entre bandas rivales. Algo común en el barrio marginal en el que creció y donde le recuerdan como un chico amable y reservado.
Pero descubrió su fe y se radicalizó. Entró con contacto con grupo islamistas, aunque su conversión total se produjo al viajar a Afganistán y Pakistán. Allí recibió entrenamiento militar en campamentos talibanes.
La guardia civil le identificó en el paso fronterizo de la Junquera hace un par de años cuando volvía de unas jornadas islámicas en Cataluña. Antes de morir, Merah relató que se negó a llevar a cabo atentados en los que tuviera que inmolarse. No obstante, se ofreció a al Qaeda para poner en marcha los ataques que acabaron con siete personas.
El gobierno galo asegura que planeaba matar a dos policías. En el coche de su hermano, detenido desde ayer, se encontró material explosivo. Para el gobierno era un terrorista que quiso poner a Francia de rodillas, para su abogado Merah solo era joven un perdido